El Fondo Galego de Garantía Agraria reconoce que los actuales ecorregímenes son poco atractivos para los agricultores y ganaderos de la comunidad y que, por ello, solo el 67 % de las solicitudes de ayuda incluyeron alguna de estas prácticas
26 feb 2024 . Actualizado a las 19:30 h.Los ecorregímenes, las prácticas medioambientales voluntarias por las que los agricultores y ganaderos reciben una ayuda a mayores, fueron uno de los principales cambios que introdujo la nueva Política Agraria Común (PAC). Y también se convirtieron en un verdadero quebradero de cabeza para el sector. Desde que fueron presentados, la Consellería do Medio Rural y las organizaciones agrarias advirtieron de que estas prácticas iba a ser de difícil aplicación en la comunidad. Ahora, un informe del Fondo Galego de Garantía Agraria (FOGGA) deja claro que solo tres de los ecorregímenes actuales son viables en las explotaciones gallegas, además de que el diseño de estas ayudas «las hace muy poco atractivas por lo escaso de los importes unitarios y lo farragoso de su gestión». El documento también recoge una propuesta para simplificar y adaptar estas prácticas sostenibles a la realidad gallega.
El FOGGA explica que los importes previstos por hectárea en los ecorregímenes son bajos y, además, fueron reducidos de manera significativa por el ministerio. Medio Rural intentó simplificar algunas de estas prácticas, para hacerlas más atractivas, pero considera que es imprescindible seguir con esta simplificación. Porque, tras su primer año de aplicación, solo el 67 % de las solicitudes de la PAC se apuntaron a una de estas prácticas, uno de los porcentajes más bajos de los registrados en España. Así que el fondo gallego ha elaborado una lista de mejoras que, en su opinión, debe incluir la PAC del próximo año para adaptarse mejor a la realidad gallega.
Cambios en los ecorregímenes
El informe considera que en la práctica de pastoreo extensivo se debe eliminar la obligatoriedad de incluir en la solicitud las fechas previstas de inicio y fin de realización del pastoreo, porque es imposibles preverlas con una mínima fiabilidad. También apuesta porque se puedan considerar islas de biodiversidad las que existen de forma natural en los lindes de las fincas, en los márgenes de los ríos o en las masas de caducifolias que se combinan con los cultivos. Porque en la práctica dos, la normativa actual las inadmite y obliga, en cambio, a dejar de segar el 7 % de los prados para generar estas islas.
El tercer ecorregimen se centra en la siega sostenible y, a pesar de que Galicia tienen una gran superficie forrajera, el FOGGA asegura que esta práctica no ha triunfado en la comunidad porque las siegas se deben hacer siempre en los meses de verano, que es cuando el forraje está en su punto óptimo. Por eso pide que se flexibilice esta práctica para permitir, por lo menos, un corte en los meses de julio y agosto.
Tampoco ha gustado en Galicia la práctica de la rotación con especies mejorantes. El informe del FOGGA pide que la obligación de sembrar al menos un 10 % de especies mejorantes no incluya la necesidad de incluir un porcentaje de leguminosas, algo que debería considerarse como un plus.
Por otro lado, esta entidad propone una serie de nuevas prácticas, que podría incluirse en los ecorregímenes y que serían mucho más atractivas para las explotaciones de la comunidad. La primera de ellas trata de fomentar cultivos tradicionales de bajo insumos, como el grelo, que contribuye a la protección del suelo evitando su erosión. También se pide premiar cultivos como la patata y los hortícolas, que en esta comunidad se pueden producir de manera más sostenible.
Otra de las nuevas prácticas que podría acoger la PAC estaría destinada a fomentar el pastoreo de vacuno con aptitud cárnica, de ovino, caprino y equino en zonas con elevado riesgo forestal, fomentando en este tipo de superficies de pastos arbustivos y con arbolado la actividad ganadera. También se pide un pago por hectárea para las explotaciones de vacuno de leche que produzcan al menos el 80 % del forraje necesario para cubrir las necesidades de sus animales, pues contribuyen a reducir la huella de carbono del transporte y la dependencia de terceros países.
Por otro lado, el informe del FOGGA propone la supresión de la condicionalidad reforzada, obligatoria para todos los perceptores de la PAC. Porque esta práctica reduce las producciones al obligar a destinar hectáreas al barbecho, la rotación o las especies mejorantes, entre otras cuestiones, cuando no son el negocio del agricultor. Esto afecta especialmente a Galicia, donde las tierras son de pequeño tamaño y no es fácil incrementar la base territorial de las explotaciones. Por último, en cuanto a Desarrollo Rural, el documento apuesta por modificar los compromisos agroambientales en superficies agrarias, para pasar de una fertilización exclusivamente orgánica a una que preferiblemente lo sea.