La cooperativa que pone en manos de sus socios más jóvenes la tierra que los mayores abandonan
AGRICULTURA
Anecoop, que aúna a 70 empresas sociales especializadas en la producción de cítricos, ha diseñado un programa que también estudia la viabilidad de los proyectos de los nuevos agricultores y les proporciona financiación
16 dic 2024 . Actualizado a las 09:39 h.En 1975, un grupo de cooperativas citrícolas españolas decidió unir esfuerzos para mejorar su oferta y abrir nuevos mercados. Este es el origen de Anecoop, una empresa social de segundo grado que, actualmente, aúna a más de setenta cooperativas de toda España, la mayoría ubicadas en la zona del Levante español. Este grupo cuenta con un ambicioso proyecto, que busca acabar con el abandono y la falta de relevo generacional que afecta al sector agrícola y que consiste en coger la tierra de los socios que se jubilan y ponerla a disposición de los más jóvenes. En la iniciativa se ha involucrado también a la universidad y a Cajamar, para que estos jóvenes agricultores dispongan de proyectos de viabilidad y de la financiación necesaria para sacar adelante estas nuevas plantaciones.
La innovación es una de las señas de identidad de esta firma, que fue de las primeras de Europa en disponer de un campo de ensayo privado para buscar las variedades que mejor se adaptaban a sus necesidades. Actualmente cuentan con dos instalaciones de este tipo, una ubicada en Almería y centrada en cultivos de la huerta y subtropicales, y otra en Valencia, para frutas y hortalizas. «Buscamos las últimas tecnologías, las traemos a nuestros campos de ensayo y si vemos que suponen alguna mejora se las transmitimos a nuestros agricultores», relató Nicolás Juste, coordinador de proyectos de esta cooperativa durante una de las charlas impartidas en el marco de Expo Agritech, la feria del campo que se celebró en Málaga.
Uno de los últimos proyectos que han puesto en marcha fue bautizado como Innoland, que tiene como objetivo poner a producir tierras que han sido abandonadas o están a punto de dejar de ser cultivadas porque sus propietarios se jubilan y no encuentran quién tome el relevo. En el mismo han conseguido implicar, además de a todas las cooperativas que forman Anecoop, a las universidades, organizaciones agrarias y bancos. Con ello buscan cerrar el círculo y permitir a los nuevos agricultores interesados en hacerse con una parcela «contar con un proyecto de viabilidad y la financiación necesaria», añadió Juste.
Lo primero que hicieron fue establecer un sistema que permitiera conocer el estado de cada una de las parcelas productivas que tiene cada una de las cooperativas. «Establecimos un semáforo para saber cómo está cada una de las cooperativas y ver si podemos mejorarlo. Queríamos saber, en un plazo de cinco años, qué parcelas se van a abandonar, si existe relevo o si tengo que tomar medidas para evitar ese abandono», relató. También se incluyen datos como qué tipos de cultivo hay en cada parcela y si es rentable o necesario seguir produciéndolo, en función de las necesidades de mercado que detectan.
Con todos estos datos, elaboran unas tablas que les permiten conocer el estado de cada una de las fincas e información como el porcentaje de parcelas que hay sin producir o sin plantar o que están en peligro de abandono. Estos datos son debatidos con el consejo rector de cada una de las cooperativas, donde se decide qué hacer con cada una de esas parcelas, si compensa hablar con los agricultores para que se las cedan y seguir manteniendo la producción.
«Ahora estamos trabajando con la ley de estructuras agrarias y estamos buscando hacer agrupaciones de parcelas y ofreciéndoselas a los agricultores más jóvenes», explicó Juste. La idea es que, una vez que estas parcelas están agrupadas, se habla con los nuevos agricultores y se les propone que se ocupen de la labranza de esas fincas. A ellos también se les ofrece un proyecto de viabilidad de estas nuevas parcelas y la financiación necesaria para sacarlo adelante, gracias a la colaboración con universidades y entidades bancarias. «Estamos consiguiendo rejuvenecer nuestro campo y, con este modelo, ya hemos puesto a trabajar más de 75 hectáreas», concluyó.