Un mercado que ya era global cuando los romanos talaban los bosques gallegos
FORESTAL
La descarbonización reactiva el uso de una materia prima con multitud de usos
06 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.El mercado de la madera es global desde mucho antes de que fuera acuñado el término globalización. Los romanos consiguieron sustentar su imperio gracias al comercio de esta materia prima, un bien que destinaban a la construcción de edificios, barcos o leña. Y no había lugar en Europa, incluida Galicia, donde un legionario hubiese enarbolado su espada vencedora en el que luego no acabaran talando unos árboles. Y su madera era llevada a Roma o era usada para construir infraestructuras como las canalizaciones de pino halladas en el balneario de Lugo.
Aunque ahora el sector forestal gallego tiene solo una miga de un pastel dominado por Estados Unidos, Rusia, Canadá y Suecia, en el caso de la rolla de pino; o por Estados Unidos, China, Canadá y Rusia, en madera aserrada, tiene un gran potencial. Entonces, ¿por qué no convertir la actual coyuntura en una oportunidad?
Y basta ver qué está haciendo China o qué pretende hacer Rusia con la paralización de sus exportaciones de rolla. Mientras la primera se ha convertido en el gran sumidero de madera del mundo para abastecer su consumo interno y exportar el excedente de materia transformada, la segunda quiere que Finlandia o Suecia dejen de llevarse el valor añadido de la materia prima que producen sus bosques. Su objetivo: transformar lo que antes trabajaban otros.
Ejemplo para Galicia
Galicia, a escala mucho menor, podría copiar la estrategia. Aunque lo primero que tendrían que plantearse los propietarios forestales es producir, por ejemplo, un pino de calidad capaz de surtir a esas empresas que están ahora sufriendo la consecuencias de la burbuja maderera. Pero ¿qué peso tiene la importación de madera en esa cadena de valor del sector en Galicia? «A importación de madeira de Galicia supón unicamente o 25 % do conxunto da cadea de valor. O outro 75 % exportámolo fora de Galicia ou a outros países», explica Juan Picos, director de la Escola de Enxeñería Forestal de Pontevedra.
Una de las claves para que este cambiante juego global (la industria transformadora va poniendo picas allí donde hay producción) no desestabilice al sector es crear valor en cada uno de los eslabones de la cadena forestal, empezando por el propietario del monte: «Hai que facer silvicultura, estudar qué especies son mellores para cada territorio, deixarse asesorar polos técnicos e plantar planta de calidade. Non hai que ir á máis barata porque iso pode ter consecuencias», explica el director xeral de Planificación y Ordenación Forestal, José Luis Chan.
Para él es fundamental confiar en la mejora genética de las coníferas, herramienta indispensable para mejorar los turnos tradicionales de corta del pino. Esta misma semana la Fundación Arume y la Consellería de Medio Rural formalizaron un convenio para trabajar en ese camino al reforzar, entre otras cosas, la investigación en el Centro de Investigación de Lourizán.
El material de los mil trajes
La industria también ha de estar en guardia para que el valor añadido de la madera que produce el monte se quede en la comunidad. Sobre todo ahora que la sociedad avanza hacia la descarbonización y la búsqueda de materiales sostenibles o energías limpias. Ahí la investigación es fundamental. El director de la Axencia Galega de Industria Forestal (Xera), Ignacio Lema, da algunas pinceladas de lo que se está haciendo en Galicia en esa línea: «O emprego de madeira local en construción é algo no que levan tempo traballando na Plataforma de la Ingeniería de la Madera Estructural (Pemade). De feito, foron eles os que deseñaron a ferramenta TRABE para facer o cálculo estrutural da madeira para forzados ou cubertas. Tamén hai que falar de iniciativas como a que puxeron en marcha Madeiras Goiriz e Finsa para fabricar CLT (material que compite con el formigón) ou xa do emprego da madeira para obter fibra para o textil, envases...».
La lección parece estar bastante clara. Hay que producir madera de calidad para alimentar a una industria capaz de atender a las nuevas demandas del consumidor. ¿Cómo? Empezando a recuperar el tiempo perdido con especies como el pino, cuyos productos transformados (de la tabla a la viga laminada) han experimentado ahora un incremento de precio de más del 121 % en solo un año, pero cuya revalorización no se ha visto repercutida al mismo nivel en lo que recibe el propietario forestal: «Os prezos que está recibindo o dono do monte en Galicia, pese á gran demanda da industria transformadora, non subiron ao mesmo nivel que a táboa», corrobora Juan Picos.
Por ello, dice, es eso lo que hay que cambiar para que la plantación de pino de calidad y certificado sea atractivo para el propietario del monte frente a otras especies. Aunque ahora empiezan a darse pasos para lograr una buena silvicultura, ese es un problema que viene de lejos. Lo que ocurre es que la coyuntura actual del mercado de la madera muestra por dónde van a ir los tiros en el futuro: «Os prezos que tiña o pino non facían atractivo plantar para o propietario forestal, que acabou decantándose polo eucalipto. A falta de madeira de calidade para a primeira e segunda transformación levou a moitos serradoiros a buscala fóra. Non mercan aquí porque non hai. O que está pasando agora, non deixa de ser unha ventá para ver o que vai pasar. E hai que aproveitalo», explica el director de la Asociación Forestal de Galicia, Francisco Dans.
Porque la madeja que teje el mercado mundial de madera mezcla tantos hilos que cualquier pequeño movimiento en uno de ellos acaba afectando al resto. Y puede llegar incluso a cambiar las reglas del juego. Galicia forma parte de la madeja.
Empresas de otras partes de España y Portugal compiten por el pino gallego
«Non hai pino suficiente». Así de tajantes eran esta semana desde un aserradero que ve cómo la oferta de coníferas que hay por los montes gallegos no es suficiente para cubrir la demanda. «As empresas de Portugal, Soria, Burgos, Cuéllar, Santander, porque agora xa empeza a escasear o pino tamén no País Vasco están comprando aquí moito pino e estamos competindo con eles pola materia prima», comentan.
¿Por qué está ocurriendo esto? Es fácil de entender. España es deficitaria en la producción de madera y, de hecho, ha de importar la mitad de la materia prima que precisa. Teniendo en cuenta que solo Galicia corta la mitad de la madera que se produce en todo el Estado, está claro el interés de esos aserraderos por mirar hacia el oeste de Os Ancares.
De ahí la urgencia, dicen, de no quedarse estancados para comenzar a planificar nuevas plantaciones de pino antes de que quedarse descolgados de una tendencia a la que ya llegamos tarde, porque, como añaden, «isto non é algo que se poda ter dun día para outro. Ás árbores lévalles medrar un tempo».
Las directrices que marca el nuevo Plan Forestal cara a Neutralidade Carbónica van un poco en esa línea, en el fomento de plantaciones certificadas de pino y frondosas debidamente ordenadas que sean capaces de surtir la demanda futura que se espera en los mercados. También avanza en esa dirección la moratoria a las plantaciones de eucalipto, incluida en la Lei de Recuperación de Terra Agraria de Galicia, que prohíbe repoblar con eucalipto masas en las que antes hubo pino. E incluso herramientas de la ley como los polígonos agroforestales también son susceptibles de acoger plantaciones de esta variedad.
Para algunos dentro del sector esas normas no son suficientes para que el propietario elija esta especie. Creen que debería haber más facilidades burocráticas, pero también económicas.