Nueve municipios ya tienen modernas plantaciones de olivos en la provincia de A Coruña
FORESTAL
Se enfrentan a dificultades como la mayor acidez del suelo o la humedad
16 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.En Arteixo, Boiro, Cee, Ordes, Rianxo, Vedra, A Laracha, Padrón y A Pobra do Caramiñal se han plantado en los últimos años olivares con criterios modernos y asesoramiento, de cara a potenciar su cultivo. Son extensiones de pequeño tamaño, en comparación con las del sur de España. Destaca la de A Pobra, con algo más de 4 hectáreas, según la Consellería de Medio Rural, pero evidencian un creciente interés por una especie que en la provincia enfrenta dificultades como la mayor acidez del suelo o la humedad. Además, requiere tiempo. «Cando se dá ben, unha oliveira pode comezar a producir en 3 ou 4 anos, aínda que se precisa máis, até 8 anos, para que madure ben», explica Alfonso Rodríguez, presidente de la Asociación de productores de aceite y aceituna de Galicia (Appag, www.apag.gal), entidad a la que pertenecen seis productores de la provincia -de los municipios citados inicialmente- de algo más de 140 en Galicia. La mayoría están en el sur de Pontevedra, «Vigo é a cidade olívica pola importancia das oliveiras», explica Alfonso; Ourense; y la zona de Quiroga-Monforte en Lugo.
Entre quienes fundaron esta entidad, en el 2014, está Jesús Moar, de Ordes. Tiene una plantación de una hectárea, próxima a su casa, con 500 olivos de 11 variedades diferentes: alguna autóctona, pero mayoritariamente la portuguesa cobrançosa. También la denominada galega, que es igualmente portuguesa. «Teño tantas para favorecer a polinización cruzada; porque se todas as oliveiras florecen ao mesmo tempo non polinizan ben», explica.
De abuelos a nietos
Con más de un lustro de experiencia, Jesús advierte que se precisa paciencia para este cultivo: «Hai que ter en conta ese dito de que os avós plantan as oliveiras, que traballan os fillos e aproveitan os netos; é un cultivo laborioso, que esixe moitos coidados para evitar as doenzas e para adaptar o solo á acidez que necesita, un ph próximo ao neutro», dice.
Otra dificultad es la falta de productores con experiencia: «Non hai maiores a quen pedir consello e que orienten, hai que tirar de bibliografía e falar con outras persoas que tamén cultivan hai pouco. Antes de plantar as oliveiras tiven experiencias pouco satisfactorias no sector forestal e estaba farto da invasión de eucaliptos nos arredores, por iso na familia decidimos plantar oliveiras, aínda que sexa un mundo bastante descoñecido aquí», sostiene.
En Appag hay siete productores de aceite de oliva autóctonos, ninguno de la provincia coruñesa. «É difícil, porque nunha almazara [la industria donde se obtiene] esixen unha cantidade mínima para que compense e non é fácil de conseguir. O que se tende é a que se xunten varios produtores para conseguir os quilos suficientes», detalla Jesús. En su caso, las aceitunas hasta ahora son para autoconsumo. Este vecino de Ordes le dedica tiempo a este cultivo: «Experimento moito, para aprender e ver o que funciona, para encontrar tamén novos métodos de fertilización e favorecer que se adapten as variedades, evitar os factores que afectan negativamente. Os primeiros anos hai bastantes custos, e unhas variedades producen antes que outras. Non sorprende que o litro de aceite galego sexa caro, porque tamén é de moi boa calidade», dice.
Carmen Martínez: «En Fisterra, Vedra, Ortigueira y Touro encontramos olivos gallegos centenarios»
El Grupo de la Misión Biológica de Galicia que dirige la bióloga Carmen Martínez, con apoyo de la Fundación Juana de Vega, identificó en los últimos cinco años 167 olivos gallegos de veinte variedades autóctonas distintas: «Los localizamos en las cuatro provincias. En la de A Coruña, en Fisterra, Vedra, Ortigueira y Touro encontramos olivos centenarios, algunos de 300 y más años, con el mismo interés que los de otras zonas de Galicia», dice. Los hallaron «sobre todo al lado de iglesias, pazos y casas solariegas, pero también en pequeñas casas de aldea con olivos alrededor. Y restos de antiguos olivares, que ahora son bosques mezclados con castaños y otras especies», agrega. Dos variedades, la mansa y la brava, ya se pueden plantar. «Trabajamos para identificar y cumplir todos los requisitos que se exigen para que puedan llegar al mercado las otras, es un proceso largo. También presentamos un proyecto a la Xunta para multiplicar la producción por propagación in vitro y poder atender la mucha demanda que hay. Puede ser una alternativa de enorme valor económico para Galicia, y también fuera despierta mucho interés», sostiene esta experta.
Pocos derechos para conseguir ayudas de la PAC y más proyectos para multiplicar las variedades
El cultivo de olivos es un tipo de aprovechamiento de la tierra que cuenta con ayudas de la Política Agraria Común (PAC) de la Unión Europea. Pero en Galicia se reciben pocas, pues la Consellería de Medio Rural solo tiene registradas 87,77 hectáreas en la comunidad; de las que 7,07, poco más del 8 %, están situadas en la provincia de A Coruña, emplazadas en A Laracha, Padrón, Pobra do Caramiñal y Vedra.
Además, para recibir las ayudas de la PAC hay que disponer de derechos, y fueron asignados mayoritariamente antes del 2014, cuando comenzó a funcionar la asociación de productores gallegos, afirma Edelmiro López Iglesias, especialista de la Universidade de Santiago de Compostela. «Hai moi poucos», indica.
Afonso Ribas, dirigente de la Fundación Juana de Vega, confía en el éxito de nuevos proyectos para multiplicar las variedades autóctonas: «Vai haber un banco de xermoplasma no CSIC -el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, la institución estatal a la que está adscrita la Misión Biológica de Galicia- e probablemente na Xunta, para que esas variedades non se perdan; e despois hai que as transferir ao sector. Tamén cómpren estudos agronómicos sobre a calidade das olivas e dos aceites procedentes desas variedades galegas e como se comportarían as oliveiras autóctonas en diferentes localizacións. Son proxectos a longo prazo», dice. Pero hay productores y viveros muy interesados, asegura Ribas.
Los viveros muestran interés, pero tienen problemas para disponer de ejemplares
Cuando en enero del 2019 se presentaron en Santiago las primeras variedades de olivo autóctono gallego, y se anunció que llegarían a los viveros después del verano de ese año, en el vivero A Revolta, de Cambre, vieron que era una gran oportunidad. Esta empresa, y otra de Lugo, recibieron los primeros ejemplares para su multiplicación y comercialización posterior. Pero el proceso para producir olivos es más lento de lo que pensaban, explica su portavoz, Ivon Dúo. «Ahora mismo no disponemos de ejemplares de olivo, aunque esperamos poder tenerlos en la próxima temporada, dentro de aproximadamente un año», sostiene.
Afirma que «tener olivos autóctonos es una oportunidad muy buena y una opción muy interesante para las zonas rurales. En la provincia de A Coruña hay muchas tierras abandonadas en las que podrían cultivarse bien».
En este vivero reciben mucha demanda de olivos. «Nos llaman continuamente, de diversos lugares de la provincia y de otras zonas de Galicia, incluso de Portugal. Notamos que la gente de aquí está verdaderamente interesada por las variedades autóctonas, es una suerte que las haya y ojalá puedan estar esas veinte que anunciaron este año -las presentaron hace dos meses la Misión Biológica de Galicia y la Fundación Juana de Vega, en Santiago- y poder venderlas con la garantía de que están certificadas. Las variedades de olivos de fuera en Galicia algunas se dan bien, pero otras no», indica.
Ivon insiste en que se trata de «una opción superbuena», y también brinda la posibilidad de producir aceite de oliva de origen gallego: «Ahí está como un buen ejemplo el aceite de Quiroga [Lugo], que se cotiza muy bien y tiene mucha fama por sus buenas propiedades organolépticas», manifiesta esta viverista.