Paja y estiércol: así crecen mejor los árboles en montes donde hubo incendios
FORESTAL
Investigadores del campus de Lugo estudian la regeneración de bosques en Quiroga usando plantas aromáticas y medicinales
13 nov 2023 . Actualizado a las 18:53 h.Paja y estiércol de conejo y de caballo alrededor de los árboles. Es el sistema elegido para que crezcan mejor árboles en montes que se vieron afectados por incendios. Esa apuesta por la recuperación de la biodiversidad es ensayada por un equipo del campus de Lugo (USC), que trabaja en zonas de Quiroga donde el fuego causó graves destrozos.
El abono se colocó, la pasada primavera, en una zona forestal donde se habían plantado castaños y pinos. Se colocaron dosis con tres cantidades diferentes (medio kilo, un kilo y dos kilos) para ver cuál es la cantidad adecuada. El material va descomponiéndose e incorporándose al suelo, algo que se consigue mejor con unas condiciones de cierta humedad y de una temperatura algo elevada.
Rosa Mosquera, catedrática del Campus Terra, explicó este jueves que los beneficios podrían ser variados, puesto que no solo los árboles tendrán más crecimiento sino que se recuperarán antes las condiciones ambientales dañadas por los incendios y se luchará con más eficacia contra el cambio climático. Tras haber colocado esas sustancias alrededor de los árboles recién plantados, ya no se echará más para ver ahora de qué manera la paja y el estiércol cumplen esa función de fertilización.
Esta iniciativa forma parte del proyecto Life Silfore, que promueve la Unión Europea y que tendrá una duración de cinco años. Sin olvidar que ese período servirá para comprobar la evolución de la medida, Mosquera subraya que la experiencia puede ponerse en práctica en otras zonas que hayan padecido incendios y que la aplicación es sencilla: recuerda que tanto la paja como el estiércol fueron comprados a negocios relacionados con el sector agropecuario.
Plantas aromáticas y medicinales
Por otro lado, en Quiroga también se están realizando trabajos de reforestación en tierras quemadas para ver qué especies se adaptan mejor. Robles, encinas y castaños son las especies escogidas. Para la elección, explicó Rosa Romero, se tuvo en cuenta el lugar, con una vegetación casi de transición hacia zonas mediterráneas. La medida se completa con una plantación de especies aromáticas y medicinales (lavanda, orégano y ruda, entre otras).
Cuando se compruebe cuál se adapta mejor a la zona, se realizará una plantación más amplia. El empleo de plantas medicinales resulta conveniente porque, recalcó Mosquera, ayudan a la recuperación de terrenos quemados. Por lo visto hasta ahora, parece comprobarse que el castaño va creciendo más lentamente que el roble y que la encina, dado que necesita un suelo de mejor calidad que las otras especies.
El daño de un incendio, como recordó esta investigadora del Campus Terra, no afecta solo a la masa arbolada. Por ello, en esta investigación se comprobarán también cuestiones como la salud del suelo, el secuestro de carbono o la diversidad de especies animales (insectos y lombrices, por ejemplo), comparando la situación de zonas donde hubo incendios con la de otras que quedaron a salvo del fuego. La experiencia se lleva a cabo en una superficie de cinco hectáreas, perteneciente a la comunidad de montes de Vilar de Lor (Quiroga).