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Dueños de montes conveniados con el Estado recuperan la gestión de su terreno

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

FORESTAL

En parroquias con montes conveniados como A Órrea (Riotorto), la actividad forestal aumentó en décadas pasadas.
En parroquias con montes conveniados como A Órrea (Riotorto), la actividad forestal aumentó en décadas pasadas. PALACIOS

Las propiedades vuelven a sus dueños tras haber pasado de la administración central a la Xunta

01 ago 2023 . Actualizado a las 20:28 h.

La batalla de dueños de montes para recuperar la gestión de sus terrenos empieza a ofrecer victorias. Dueños de fincas que se cedieron al Estado hace décadas están ya recibiendo notificaciones en las que se informa de los avances del proceso y en algún caso, además, se notifica cuándo se extinguirá el acuerdo con la Administración: a algún propietario se le anuncia que el convenio acabará el próximo 31 de diciembre.

La gestión que ha motivado esta movilización de dueños tiene su origen en décadas pasados. Los particulares aportaban su terreno, que por lo general se había dividido antes entre vecinos de barrios o de parroquias, y Patrimonio Forestal del Estado lo cuidaba: cada propietario recibía el 70 % de los beneficios por la corta de madera, con una cantidad directamente proporcional a la superficie entregada.

El momento en que se llevó a cabo esa cesión fue un momento de cambios en el campo. Por un lado, se estaba potenciando la repoblación forestal, usando fundamentalmente pino,  y el Estado se hacía con fincas.  Por otro, el campo ya empezaba a despoblarse por la emigración y se perdían usos tradicionales, como la recogida de leña para las casas. El acuerdo cerrado con la administración central pasó luego a la Xunta, al transferirse competencias en gestión forestal.

Aunque los dueños entregaban la gestión, no faltan voces que reconocen que el acuerdo tuvo sus partes favorables. En primer lugar, la repoblación forestal, realizada fundamentalmente con pino, permitió mantener productivos unos terrenos que de otro modo acabarían ocupados solo por toxos. En segundo lugar, se trataba por lo general de fincas de escasa superficie, poco aptas para una agricultura mecanizada.

La situación se fue complicando además por otros problemas (propietarios que morían sin testamento, herederos en paradero desconocido, etcétera), hasta que algunos propietarios decidieron actuar y reclamar que se les devolviese la gestión.

Aunque se trata de terrenos privados, en algunos casos los dueños han actuado en conjunto, como ocurrió en municipios como Riotorto. En ese y en otros concellos cercanos (Meira, A Fonsagrada y A Pontenova) la situación afectaba a centenares de propietarios y a miles de hectáreas. Dueños de montes del municipio riotortense llegaron a reunirse con responsables de la Consellería de Medio Rural para exponer el problema.

Entrega de dinero

Durante los años en los que los montes estuvieron conveniados, se llegó a entregar a los dueños alguna cantidad procedente de la venta de madera. El contrapunto estaba, según el testimonio de algún dueño, en el mantenimiento, que se consideraba deficiente. La recuperación de la gestión puede suponer, en principio, una mejora, aunque serán los propietarios quienes deberán preocuparse: «Xa veremos o que facemos», dijo uno de ellos este viernes.

Una posibilidad es que algunos dueños se unan para gestionar sus montes y vender la madera de manera conjunta. Así ocurre, por ejemplo, en la parroquia de A Órrea (Riotorto), en donde unos veinte propietarios han tomado ese acuerdo. El objetivo es poder negociar con algo de fuerza con empresas del sector. Mientras tanto, el precio de la madera de pino ha bajado algo últimamente: la tonelada anda por los 50 euros, dentro de una tendencia que parece descendente.

Limpieza de pistas

Al desentenderse de la gestión, habrá otro trabajo del que la Xunta también se desatenderá, la limpieza y mantenimiento de las pistas. Las que sean municipales deberán ser conservadas por los concellos, y las privadas deberán ser mantenidas por los particulares.