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Una firma estradense lanza ventanas de madera quemada al estilo japonés

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

FORESTAL

Miguel Souto

Estelar recupera esta técnica buscando el bajo mantenimiento del material

16 ene 2024 . Actualizado a las 19:26 h.

Buscando la fórmula para conseguir cálidas ventanas de madera que además hagan frente a la humedad como las de aluminio o PVC, la carpintería estradense Estelar ha vuelto la vista a oriente y ha echado mano de la tradición japonesa.

«Existe una técnica japonesa centenaria llamada shou sugi ban que consistía en quemar la madera para crear una costra en el material que lo protege de las inclemencias meteorológicas, de los hongos y de los xilófagos», explica el gerente de la empresa estradense, Miguel Mosteiro Paredes. «Los japoneses formaban chimeneas con los tablones de madera y los quemaban», cuenta. De hecho shou sugi ban significa, en su traducción literal, madera de cedro quemada.

Estelar ha echado mano de la ciencia para imitar esta técnica adaptándola a los tiempos modernos. Para ello ha trabajado en colaboración con químicos catalanes y con el Centro Tecnológico Forestal y de la Madera (Cetemas) de Asturias, el laboratorio en el que la empresa estradense testa los resultados a la intemperie de todos sus productos de carpintería exterior. Los productos se exponen de forma controlada a condiciones de sol, humedad o viento para comprobar su resistencia y durabilidad. Las pruebas han salido como se esperaba y las ventanas de madera quemada de Estelar, con su característicos color negro, ya están en el mercado.

«No somos los primeros en retomar esta técnica. Se está volviendo a ella. En Europa ya se está utilizando bastante y en España ya puede verse aplicada en fachadas. Nosotros lo que hemos hecho es llevarla a los cerramientos, y en eso somos pioneros, en Galicia por lo menos», explica Miguel Mosteiro.

En su caso, para acelerar el proceso, la madera no se quema en hornos, sino en una línea de sopletes en las propias instalaciones de la empresa en Os Bolos, en la parroquia de Lagartóns. Una vez quemada, la madera se sumerge en una solución química para crear una capa protectora. «Se hace por inmersión, para que el tratamiento llegue a todos los rincones. Esa capa genera como una película transparente que impide que la madera quemada manche y escupa carbonilla al contacto con el agua, pero es transpirable. La madera sigue respirando», cuenta Mosteiro.

«Nuestro proceso genera una capa exterior de madera carbonizada de unos tres milímetros. Esa capa protege la madera del interior, que sigue viva», explica el empresario. La madera empleada es de iroko. «Es la que mejor se comporta», explica el empresario estradense.

La firma Estelar, que siempre está abierta a la innovación, se embarcó en esta aventura para conseguir puertas y ventanas de madera quemada resistentes a la lluvia, los hongos y los parásitos por sugerencia del arquitecto Víctor Puga, que diseñó el nuevo edificio judicial de A Estrada y contempló esta solución para los cerramientos. Un año después, el producto está en el mercado, testado en laboratorio y listo para pasar la prueba final en cualquier edificio.

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«Galicia lo tiene todo para ser referente en la construcción en madera»

La madera vuelve a estar de moda. No solo en interiores, donde siempre lo estuvo, sino también en exteriores, donde luce como protagonista en edificios singulares como la escuela infantil de A Baiuca (A Estrada), la sede de la Universidade de Vigo en O Berbés, la biblioteca de Baiona, la Casa de los Profesores de Tui o la ampliación del centro de salud de O Porriño.

El gerente del Clúster da Madeira e do Deseño de Galicia, Ricardo González, constata esta tendencia. «En los últimos años se ha experimentado un incremento del interés por la construcción en madera. De cara al futuro estamos convencidos de que este crecimiento continuará al ser uno de los elementos clave de la transición verde. Ya no solo porque se trate de un material con grandes condiciones naturales para el aislamiento térmico y acústico, lo que hace que se emplee menos energía para la climatización, sino también por su solidez, ligereza y durabilidad», explica González. «Vivir en una casa de madera es sinónimo de confort y bienestar. Al ser un material higroscópico, la capacidad de regulación de la humedad del aire interior, junto a su poder aislante, proporcionan una agradable sensación de bienestar», asegura.

El gerente del Clúster desmonta el mito de que la madera tenga menos durabilidad que otros materiales en exteriores. «En el mundo existen más de 1.500 especies de madera comerciales. No es difícil intuir que no todas son iguales ni se comportan del mismo modo a la intemperie. El diseño constructivo y la orientación son factores que afectan al posterior comportamiento de la madera. Haciendo bien las cosas podemos decir que la madera (adecuada) es de los materiales con mayor durabilidad. Existen ejemplos de edificaciones centenarias. La más antigua es el templo budista Horyu-ji, con más de 1.400 años», comenta.

Según González, «Galicia tiene las condiciones necesarias para ser un referente nacional en la construcción en madera». «Tenemos el recurso forestal más abundante del estado, produciendo más de la mitad de la madera que se corta en España, y una industria de transformación altamente diversificada», asegura.

De la Xunta a la estación de Baqueira Beret

La carpintería Estelar es el gran proyecto profesional de la familia Mosteiro Paredes. Comenzó como una pequeña firma dedicada en exclusiva al montaje y hoy ronda los cuarenta empleados, tiene tres ramas de actividad y facturó 5,6 millones de euros en el año 2023.

Manuel Mosteiro Nogueira y su hijo Miguel Mosteiro Paredes son los fundadores. Manuel, carpintero de toda la vida, ejerció la profesión en Francia y regresó a Galicia al nacer su tercer hijo. Pasó por varios talleres gallegos antes de ocupar el puesto de encargado en la Carpintería de Moreira. Su hijo Miguel tuvo clara su vocación desde jovencito. Se inició en el pequeño taller estradense de Antonio Prado Renda y siguió formándose en Val Deza. Con 18 años ya montaba muebles en Santander. Acabó coincidiendo con su padre en la Carpintería de Moreira, pero un desencuentro con la dirección hizo que padre e hijo se fuesen y montasen por su cuenta en el 2001 Carpinteros Asociados da Estrada, una modesta firma dedicada solo al montaje. Fue en el año 2005 cuando se decidieron a fundar la firma Estelar, que en origen solo se dedicaba a la carpintería de obra. En el 2009, por la crisis, ramificó su actividad y creó tres secciones: carpintería de obra, mueble contract y cerramientos exteriores. La carpintería de obra sigue copando la mitad del negocio, aproximadamente. El contract supone en torno a un 10%. El 40% restante corresponde a cerramientos exteriores en madera, un negocio en el que la firma entró con buen pie en el año 2010. La empresa ha colocado las ventanas de la Xunta —1.500 en la primera fase— y las de la facultad de Medicina de Santiago. También ha amueblado la nueva sede de la empresa Cortizo en Rois, ha realizado trabajos para el Parador de Muxía y la Unidad Portuaria de Ferrol y ha realizado la carpintería exterior de una promoción de chalés de lujo en Baqueira Beret, entre otros proyectos significativos.

Con el crecimiento del negocio, los hermanos de Miguel, Juan Carlos y Teresa, también han acabado volcándose en la empresa.