Una aplicación permite a ganaderos tener en todo momento datos de la situación de los tanques de frío
30 sep 2019 . Actualizado a las 11:44 h.La granja inteligente es el futuro. Lo dijo este jueves Gonzalo Abuín, responsable de la firma lucense Data Monitoring, en una jornada celebrada en el Centro Tecnológico Agroalimentario de Lugo (Cetal) y dirigida precisamente a presentar avances que muestran la penetración de las nuevas tecnologías en el sector. La empresa de la que forma parte ha desarrollado un sistema, denominado Datalact, que recoge datos de los tanques de frío de la leche y los traslada a los ganaderos, que en todo momento pueden consultarlos en el móvil.
La recogida de datos se realiza con una microsonda, que se instala dentro del tanque aunque sin entrar en contacto con la leche. El instrumento va conectado con un dispositivo, que puede estar situado a una distancia de hasta 100 metros. Los datos se almacenan en la nube, adonde se mandan cada 30 segundos y donde se asegura, precisó Abuín, la total confidencialidad de cada granja.
El diseño de una aplicación permite que cada granjero disponga de datos sobre incidencias, así como de la evolución de los registros. Los problemas por temperaturas altas o por temperaturas bajas y las complicaciones por averías eléctricas llegan al teléfono móvil del ganadero. Unas 20 explotaciones de toda Galicia utilizan ya este sistema.
Entre quienes conocen el funcionamiento de la aplicación está Ana Corredoira, ganadera del municipio de Palas en cuya granja, con más de cien cabezas en total, funciona el prototipo. El proyecto, dijo al final de la jornada técnica, equivale de hecho a un código de buenas prácticas, pues permite mejorar la calidad del almacenamiento de la leche y también, así, la calidad del producto que llega a los consumidores.
En su primera intervención, incluida en el programa de trabajo de la jornada, Corredoira subrayó que la importancia del control de la leche antes de ser recogida en la explotación constituía un asunto que preocupaba a los ganaderos como primer eslabón de la cadena alimentaria. Los contactos comenzaron con la búsqueda de personal y de equipos para afrontar la investigación, y dos años de trabajo dieron como resultado la iniciativa presentada este jueves.
En la toma de datos participaron 16 granjas, cifra que se alcanzó tras un proceso de selección en el que descartó una parte de las incluidas en primer lugar. Las muestras se tomaron de manera ordinaria, una vez al mes, y por incidencias, con avisos que se activaban cuando se apreciaba algún problema. La veterinaria Belén Alvite, de la empresa PSVet, explicó que se había activado un protocolo de incidencias y que luego se habían analizado los resultados.
Alexandra Herrera, investigadora del Cetal, afirmó que en la toma de muestras se habían evaluado aspectos como sendos registros de temperaturas máximas y mínimas, las condiciones higiénicas y sanitarias de las explotaciones y los patógenos. También se diseñó un protocolo de incidencias, considerando, por ejemplo, graves las relacionadas con la temperatura de refrigeración de la leche y leves las de la temperatura de lavado de los tanques.
La limpieza, una tarea imprescindible
Utilizar un detergente que sea tolerante a aguas duras y fácilmente soluble, que suponga poca carga en las aguas residuales y que contamine poco es un paso aconsejable en la limpieza de los tanques de frío. A ese proceso, en la jornada de presentación, dedicó su intervención Natalia Teijeiro, que destacó el respeto a las condiciones ambientales y la mejora del rendimiento en el trabajo de la explotación como objetivos con los que se debía afrontar la limpieza.
Cooperación de varias entidades en el proyecto
Una cooperativa ganadera (As Vacas da Ulloa), tres empresas (Data Monitoring, 2xMil y PSVet Dairyquality) y la Fundación Cetal forman el grupo de trabajo que ha participado en esta iniciativa. El proyecto de control de procesos de conservación de la leche con el uso de Internet fue aprobado, en el 2018, en la convocatoria de ayudas de la Asociación Europea de la Innovación, y contó para su desarrollo con fondos del programa Feader.