Hasta tres estudios diferentes demuestran que estos animales establecen lazos sociales, reconocen a sus compañeros y prefieren pastorear con sus descendientes
28 oct 2019 . Actualizado a las 12:14 h.Las vacas más felices son aquellas a las que se les permite estar con sus amigos y familiares. Esta es una de las conclusiones que se puede extraer de al menos tres estudios diferentes realizados por diversas universidades del mundo que han concluido que estos animales también establecen lazos sociales, pueden reconocer a sus compañeros y prefieren pastorear acompañadas de sus descendientes, a quienes lamen como muestra de afecto.
Los lazos sociales que establece el ganado lechero es el tema del estudio de Krista M. McLennan, de la universidad de Nothampton. Observó una manada de 400 vacas y llegó a la conclusión de que se pueden identificar importantes vínculos sociales entre este tipo de reses. Para ello separó a algunos animales de las que eran sus parejas preferidas y observó que estos se mostraban mucho más agitados. Por el contrario, cuando estaban con sus amigos, tenían una respuesta más reducida al estrés. Esto permite concluir que las vacas sí que tienen mejores amigos y que entran en pánico cuando se las separa de ellos.
El documento también determina que cuando a una vaca se la separa de su pareja preferida durante un largo plazo muestra modificaciones en su fisiología y en la producción de leche. Sin embargo, cuando se las reagrupa de nuevo no hay cambio a la inversa, lo que quiere decir que es la separación lo que les provoca estrés y que esos lazos que eran evidentes desaparecen tras dos semanas separados. Esta tendencia de los mejores amigos se observó, sobre todo, entre los animales más jóvenes. A medida que el ganado envejece y se reagrupa estos lazos tienden a desaparecer y las asociaciones se hacen más débiles. Para la autora de la tesis, estos resultados destacan la importancia de las relaciones en el bienestar del ganado. Y es por ello que apuesta por promover la estabilidad en los sistemas de agrupación del ganado que utilizan en las granjas lecheras.
El segundo de los estudios está firmado por Viktor y Annie Reinhardt y, en este caso, la investigación se centró en la relaciones que establece el ganado. Una de las conclusiones es que las vacas nodrizas prefieren a su propia descendencia como parejas de aseo y pastoreo. Estas relaciones se observan durante los tres primeros años, pero también en el cuarto y en el quinto. Además, se detectaron apegos entre hermanos. De todo ello, los autores concluyen que la estructura social natural de un rebaño de ganado se basa en familias de vacas madres, que a su vez están unidas por amistades.
La tercera investigación, publicad en la revista Plosone, trató de averiguar si ocho vaquillas eran capaces de reconocer imágenes en dos dimensiones de las cabezas de una vaca. Y todas mostraron signos de haber reconocido a individuos que les eran familiares y a otros desconocidos pero que eran de su propia raza. Para ello fueron introducidas en un corral en el que recibían una serie de estímulos. La conclusión: el ganado es capaz de reconocer a un individuo que le es familiar a través de imágenes. Los investigadores consideran que sería interesante continuar el estudio para explorar los mecanismos involucrados en el reconocimiento de rostros.
Con todos estos datos en la mano queda claro que las vacas sí que mantienen relaciones sociales y que son capaces de reconocer a sus familiares y a individuos de su misma especie. Pero es que, además, se sienten más felices cuando pastan rodeadas de sus amigos y descendientes. De hecho, separarlas de las que son sus parejas preferidas les genera un pequeño nivel de estrés al principio.