Los dueños del espacio más singular de Parga han realizado nuevos cuidados
23 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.El campo de la feria de Parga es un paraje conocido, pero a la vez esconde algunos secretos. Uno de ellos, probablemente ignorado por muchos que lo visitan, es que se trata de un terreno privado, perteneciente a una asociación de propietarios que hace algo más de 90 años vieron reconocida su posesión tras un litigio. Cambiaron los tiempos en no pocos aspectos -por ejemplo, el Ayuntamiento de Trasparga fue sustituido por el de Guitiriz, con sede en la villa termal-, pero el celo de los dueños por el cuidado del terreno parece pasar de generación en generación.
«O campo da feira é coma se fose o xardín da nosa vila, a verdade é que si», reconoció ayer el presidente de la junta directiva de la asociación, Xesús Barreiro. Las palabras tienen un reflejo legal, ya que, explica, el campo de la feria aparece como zona verde en fichas catastrales. Sin embargo, el interés va más allá de los aspectos documentales, como se demuestra en los cuidados periódicos que el colectivo realiza en el campo de la feria y que paga con fondos propios.
Las tareas más recientes incluyeron podas y clareos en los árboles de la carballeira, así como la plantación de dos castaños. Cada uno se colocó en una zona distinta del campo de la feria, detalló Barreiro, que además aclaró que no era la primera vez que se plantaban esos árboles. A finales del 2019, también se limpió la carballeira recogiendo las hojas caídas.
El coste de esas operaciones puede variar de unos años a otros, puesto que depende de los días que invierta la empresa contratada. Los carballos, mientras tanto, parecen tener buena salud en general.
Dos ferias al mes que suponen la fuente de ingresos
Parga debe buena parte de su fama y de su peso histórico a sus ferias. Todavía se celebran dos al mes: la primera, el domingo comprendido entre el 9 y el 15; la segunda, el último domingo. Los ingresos de la asociación de propietarios, integrada por 92 socios, proceden de lo que pagan los vendedores: estos abonan una cantidad proporcional a los metros que ocupan cada vez que se instalan en la localidad en un día de feria.