
La firma gallega comercializa el 14 % de su producción en diversos países
13 oct 2022 . Actualizado a las 16:49 h.Conseguir colocar nuestros productos en mercados de todo el mundo suele ser un proceso costoso y complicado que no muchas empresas parecen dispuestas a asumir. Pero en Galacteum siempre tuvieron clara esa vocación de internacionalización y, actualmente, el 14 % de sus ventas se producen fuera de nuestras fronteras. Detrás de esas cifras se esconden meses de duro trabajo que se centraron en conseguir nuevos contactos comerciales, pero también las acreditaciones de calidad y seguridad necesarias para poder poner sus productos en mercados tan lejanos y exigentes como Indonesia. En este país, por ejemplo, solo se pueden vender productos con certificación Halal, un sello que garantiza que están libres de restos de alcohol y de todo tipo de grasas de cerdo. Otras regiones, en cambio, piden la certificación Kosher, que no solo se fija en el origen de las materias primas empleadas, sino también en los procesos de producción que emplea la compañía.
Explica Susana Carballo, directora de Calidad de Galacteum, que la firma láctea cuenta con una certificación de calidad y seguridad alimentaria que recoge desde las especificaciones físico-químicas y microbiológicas del producto a los tratamientos que se le aplican, pasando por los puntos de control y las posibles medidas de fraude. Es la conocida como IFS, una de las diversas acreditaciones que existen en el mercado y que dan una seguridad de calidad a los compradores de estos productos. Pero esto no es suficiente cuando lo que se está buscando es exportar más allá de las fronteras de la Unión Europea. Entonces se hace necesario recurrir a otras certificaciones, como la SAE, que «indica el aseguramiento de la trazabilidad de los productos de origen animal. Tienes que garantizar que la leche que has utilizado para hacer tus productos tiene todos los controles rutinarios», argumenta Carballo.
El problema es que, en algunos mercados, ninguna de estas dos acreditaciones es suficiente. «En Indonesia nos encontramos como requisito obligatorio tener la certificación Halal. Si no la tienes, no te van a dar paso a la lista de autorizados, ni vas a poder exportar ninguno de tus productos», cuenta la directora de calidad. Esta certificación es más especial, pues debe garantizar que no se ha empleado en ningún momento del proceso restos de cerdo o alcohol. «Tenemos que garantizar que todos los ingredientes que utilizamos en el proceso están permitidos. La leche, por ejemplo, es Halal, pero no así los cuajos de los quesos, que pueden tener origen animal», añade. Así que, en muchas ocasiones, lo que se hace es buscar sueros que ya cuenten con este certificado, lo que facilita el proceso. «Indonesia, Malasia, Emiratos Árabes... todos esos países donde hay mayoría de población islámica, están interesados en productos Halal», cuenta.
Los productos que elabora Galacteum ya cuentan con esa certificación, pero ni siquiera esa es suficiente. Hay otros países que reclaman la Kosher. «El procedimiento es similar: en una parte revisan aspectos de seguridad y calidad alimentaria y la otra está más relacionada con los proveedores y la producción», explica Carballo. Esta certificación, basada en la dieta judía, no solo se fija en el origen de los ingredientes con los que se elaboran los alimentos, sino también en la forma de prepararlos. «La leche es Kosher de por sí, pero requieren un mayor estudio del suero. No son tan críticos con la procedencia de los sueros, pero sí con el tipo de fabricación del queso y con los tratamientos térmicos que recibe este producto y el suero que nos envían», añade la responsable de calidad. Hasta ahora, Galacteum solo ha obtenido esta certificación para los productos de leche y nata, aunque «están en proceso los derivados del suero», cuenta Carballo.
Conseguir todas estas certificaciones no fue tarea sencilla «y en algunos casos tuvimos que hablar con los proveedores de suero para que nos aseguraran que no tenían origen animal». Pero lo cierto es que disponer de ellas les ha abierto nuevos mercados. Porque no son solo los países los que reclaman estas acreditaciones. «Hay muchos clientes que se llevan la leche para hacer quesos y productos que quieren exportar y nos piden que tengamos esas certificaciones», concluye la directora de Calidad.