El Clúster Alimentario de Galicia (Clusaga) lideró dos proyectosde investigación para contribuir a la digitalización de las fábricas
28 abr 2023 . Actualizado a las 09:40 h.La información es poder. Y saber aprovecharla e interpretarla correctamente, todavía más. Eso es algo que tienen muy claro en el Clúster Alimentario de Galicia (Clusaga), donde han querido aplicar el I+D+i a la digitalización del sector lácteo gallego a través de dos proyectos: Milktelligence, dirigido a las empresas lácteas, y Smart4Cheese, pensado para las que elaboran quesos. En el primero de ellos se ha creado una plataforma en la que se integra toda la información que generan tanto las granjas como la propia fábrica para mejorar sus productividad, En el segundo, se ha desarrollado un sistema de trazabilidad que integra datos de toda la cadena de valor, incluyendo variables de calidad, sostenibilidad y producción. Ambas iniciativas están financiadas por el programa de apoyo a las Agrupaciones Empresariales Innovadoras que promueve el Ministerio de Industria, y recibieron el apoyo del Fondo de Recuperación NextGenerationEU para la aceleración de la transformación digital.
Hoy en día, las empresas recogen una multitud de datos. En el caso de las lácteas, estos van desde los que se generan en las granjas, relativos a la producción y bienestar de los animales, a la calidad de la leche o, incluso, a la alimentación de las vacas, hasta los que se producen en la propia fábrica una vez que se transforma la leche. «Las empresas tienen muchos datos, pero no los trabajan de forma conjunta», cuenta Xosé Ramón Vázquez, coordinador de estos dos proyectos en Clusaga. Lo que se ha tratado con Milktelligence es recopilar toda esa información, subirla a una plataforma y aplicarle la inteligencia artificial, para que sea interpretada y pueda ser utilizada por la empresa en la toma de decisiones. «Con este sistema, cualquier información que genere cada departamento de la fábrica se tratará con parámetros que le dan valor y permitirá sacar conclusiones que antes no se podían», añade Vázquez.
En esta iniciativa han participado empresas como PS Vet, una firma veterinaria que ya tiene experiencia en la creación de este tipo de plataformas; Innogando, que cuenta con toda una serie de sensores que permiten monitorizar la actividad en las granjas; y tres industrias lácteas: Galacteum, Feiraco y la Cooperativa Agraria Provincial de A Coruña. El principal objetivo de esta iniciativa era ayudar a mejorar la productividad y competitividad en términos de rendimiento productivo, sanidad animal y calidad de los productos. Para ello, las nuevas plataformas para la recopilación de datos que se diseñaron fueron hechas atendiendo las necesidades específicas de cada factoría. «Estas plataformas se han personalizado a las necesidades de cada empresa», insiste Vázquez.
Trazabilidad en el queso
Smart4Cheese es el segundo de los proyectos que ha coordinador Clusaga. En este caso, han trabajado en el mismo queserías como el Grupo Entrepinares o Queizúar y otras empresas, como ASM Soft, Medrar Smart Solutions, Anfaco y el Instituto Tecnológico de Galicia. Su principal objetivo era impulsar la sostenibilidad del sector lácteo de queserías gracias a la investigación industrial en tecnologías innovadoras digitales basadas en inteligencia artificial y fotónica avanzada. «Se trata de conseguir la trazabilidad completa del producto», cuenta Vázquez. Así, por ejemplo, cuando los camiones de estas industrias recogen la leche cuentan ahora con una especie de lector óptico que les permite informar a la fábrica de la calidad de ese producto, su contenido en grasa y proteína. «Eso permite que la fábrica, antes de que llegue el camión, sepa qué tipo de leche va a tener y pueda planificar el trabajo», explica el portavoz de Clusaga.
Al mismo tiempo, se recogen también todos los datos que se generan en la fábrica durante el proceso de producción, que van desde el tiempo que se ha tardado en producir un determinado producto a la energía que se ha consumido, por ejemplo. «Todos esos datos se suben a la plataforma y, mediante la aplicación de inteligencia artificial, nos permiten llevar a cabo una mejora de la eficiencia energética del proceso», explica Vázquez. Porque al conocer toda la energía que se consume en la fabricación de los productos se pueden buscar formas de ahorro. «Todo el proceso está, además, certificado por blockchain y se puede conocer la huella de carbono por producir, por ejemplo, un kilo de queso», concluye.