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Establos de madera y camas de paja, un modelo a importar para el máximo bienestar animal

Xoán Ramón Alvite Alvite
X. R. Alvite CARBALLO/ LA VOZ

GANADERÍA

X. R. ALVITE

Los ganaderos bretones apuestan por el sector forestal para la construcción de sus instalaciones y aprovechan los restos del cereal para mejorar la comodidad de las vacas. Sigue la visita de la delegación de la EFA Fonteboa de Coristanco

09 may 2023 . Actualizado a las 18:59 h.

La inmensa mayoría de las poco más de 25.000 granjas vacunas existentes en Galicia están construidas con hierro y hormigón. Materiales muy duraderos que, a día de hoy, se emplean en enormes paneles prefabricados o en vigas y pórticos forjados que reducen enormemente los tiempos de construcción. En su contra juegan su frialdad y un escaso atractivo estético que convierte a las nuevas ganaderías en enormes moles de cemento difíciles de integrar en el entorno rural en el que se asientan.

Una problemática que, sin embargo, no existe en las principales zonas agroganaderas de Francia, donde la madera es el elemento principal sobre el que se sustenta la edificación de los nuevos establos. En realidad, hace decenios que el sector forestal mantiene una estrecha colaboración con el agroganadero facilitándole diferentes técnicas y materiales con las que hacer frente a sus crecientes necesidades constructivas.

«Resulta complicado de entender como tendo máis de un millón de hectáreas plantadas e poñendo no mercado máis do 50% do total da madeira corta española, apenas haxa utilización de madeira no ámbito agrogandeiro. Si se evolucionou moito na construción residencial pero pouco, por non dicir nada, no referente á súa utilización en instalacións agrícolas», apunta Adrián García, ingeniero agrónomo, experto forestal y profesor del Centro de Promoción Rural Efa Fonteboa, que pone como ejemplo a las granjas de Bretaña, la segunda mayor región láctea europea, donde la práctica totalidad de los establos han sido construidos en madera. «É o material principal, incluso nas novas estabulacións pensadas para acoller a centos de vacas e onde se empregan vistosas cerchas de madeira laminada que aportan moita calidez», añade. La biofilia, la conexión del ser humano con la naturaleza, está más que acreditada, y los beneficios de este contacto se han reportado en reiteradas ocasiones. 

Uno de los aspectos que, tal y como apuntan los propios ganaderos galos, les invita a optar por este material ya no solo para los techos sino también para las paredes de la construcción. «La madera resulta mucho más acogedora, cálida y confortable para los animales que ningún otro material. De hecho, todo el cierre perimetral del edificio está realizado con tablones de madera, separados lo justo para facilitar la circulación del aire y lograr la temperatura ideal para que las vacas estén lo mejor posible», apunta Sophie Ablaín, que comparte con su marido y su hijo, la titularidad de GAEC Soande, una moderna instalación con capacidad para más de 150 vacas [actualmente cuenta con 135 en ordeño] y que acoge en su interior dos robots de ordeño. 

Una opinión que también comparten desde la ganadería Gaec Coudrais, situada en La Rominais, a escasos cuarenta kilómetros de Rennes, la capital de Bretaña, y que compatibiliza la cría de cerdos con un establo de 100 vacas construido hace más de 30 años utilizando pilares y vigas de madera maciza y tablas de apenas centímetro y medio de grosor para los laterales. «Nuestro establo es la prueba de la durabilidad de este material. Fue tratada antes de su utilización y no recibió más cuidados durante todo este tiempo», apunta Rosaline Coudrais, que comparte la titularidad del negocio con su marido Joël que insiste en los elevados niveles de confort térmico que permite la madera. «Además, mejora la imagen exterior e interior del establo y es más barata que otros materiales», apuntan estos ganaderos para los que el bienestar animal, tal y como sucede con la inmensa mayoría de esta región atlántica muy similar a Galicia en cuanto a clima o superficie, es la máxima prioridad.

Así es que no dudan en utilizar la paja como material para el descanso de sus reses. Es la llamada cama caliente, de máxima calidad para el animal, pero que no siempre es posible llevar a cabo en Galicia debido al elevado precio de estos restos del cultivo del trigo o el centeno. «No hay nada mejor que esto para las vacas. Nosotros incluso lo utilizamos para el caso de la recría y los terneros pequeños», apunta Joël Coudrais.

Bien es cierto que, también en esto, los galos juegan con mucha ventaja pues la paja que utilizan para cubrir las camas procede de sus propios cultivos de cereal, que en la mayoría de los casos venden a terceras empresas. En el caso de esta explotación, la superficie disponible supera las 145 hectáreas, de las cuales una parte se dedica a la alfalfa que comen sus cerdos, otra para maíz y hierba con la que alimentar las vacas y el resto para trigo, del que venden el grano y aprovechan la paja como material sobre el que descansan los animales.

X. R. ALVITE

El mismo material del que disfrutan las 60 vacas de las que dispone Stéphanie Rouyer del Gaec de las Renedais, una granja destinada a la producción láctea y que apuesta por el pastoreo para la alimentación de sus reses. «La mayor parte del día están pastando libres en los prados y cuando llegan a casa se acuestan en estas camas. Resulta fácil comprobar que el bienestar animal que se consigue con estas prácticas es enorme», apunta la ganadera.