
Salidas como el trabajo en clínicas cada vez más numerosas son una opción en alza en el sector
26 oct 2023 . Actualizado a las 19:23 h.La Facultade de Veterinaria del campus de Lugo (USC) sigue formando promociones de profesionales. La más reciente, la que terminó la carrera este curso, tuvo su acto de graduación el pasado sábado. Lo que antes era una salida habitual, el trabajo de atención a la ganadería en zonas rurales, es hoy una opción poco atractiva para los nuevos graduados. El decano de esa facultad del Campus Terra, Gonzalo Fernández, explicó en días pasados que se buscaban alumnos en ramas de FP relacionadas con la actividad agropecuaria porque se supone que a ellos les costará menos elegir el trabajo clínico en explotaciones.
Mientras tanto, profesionales del sector admiten que el problema de la falta de relevo generacional podrá ir a más a corto plazo, pero también se sienten satisfechos de su trabajo aunque carezcan de un horario fijo y tengan unos ingresos que no ven acompasados con la subida del coste de la vida.
Lo habitual
Decenas de miles de kilómetros al año y tarifas que casi no han variado. Juan Carlos Castro, veterinario que vive en Cospeito y que pertenece a un equipo con sede en Guitiriz, hace al año unos 70.000 kilómetros por diferentes comarcas de Galicia, en las asesora a explotaciones. Xosé Manuel Fernández Santamariña, de Vilalba, trabaja en un gabinete que atiende explotaciones de la Terra Chá y de A Mariña, y calcula que recorre al año unos 50.000 kilómetros. Carlos Riveira, de A Pastoriza, hace unos 200 kilómetros al día por concellos chairegos y mariñanos.
Comparando el precio de algún servicio habitual, por una cesárea podía cobrarse, hace 30 años, alrededor de 25.000 pesetas (unos 150 euros). Hoy, como detallan Castro y Santamariña, se cobran unos 180 euros a pesar de que los costes para un profesional son muy superiores.
Nueva tendencia
Las clínicas son una opción interesante. Las clínicas veterinarias son un negocio que ya no se limita a unos pocos centros abiertos en grandes ciudades: proliferan en las grandes urbes, pero ya son habituales en villas pequeñas y medianas. Juan Carlos Castro considera que esa expansión de las clínicas seguirá la tendencia al alza, aunque la falta de profesionales en el campo puede tener un efecto favorable: «A medio prazo, aínda que é só unha opinión e podo estar errado ou non, as retribucións que hai no campo van aumentar porque non hai veterinarios», dice.
Un valor social
Un trabajo imprescindible para la alimentación humana. Para Carlos Riveira, en la sociedad debe reflexionarse sobre la procedencia de los alimentos, algo que echa en falta. «Se hai ese desapego polo rural, é entendible que as novas xeracións non pensen na importancia do campo e que se vexa o campo como un lugar incómodo para o desenvolvemento profesional», sostiene.
«Hai unha mentalidade ‘urbanita' na sociedade», opina Riveira, que conduce a la creación de falsos mitos sobre la función del veterinario y sobre su supuesta complicidad en la explotación de los animales cuando en realidad, agrega, la profesión está orientada a garantizar la salud y el bienestar de las reses que hay en una explotación.
Para Santamariña, conviene que la sociedad reflexione sobre el trabajo necesario para poder alimentarse y sobre la implicación de muchos, desde el campo hasta el supermercado, para que eso sea posible. «Como lle explicas iso a alguén que vai unha tenda e colle o cartón de leite que estea máis barato?», se pregunta.
También se percibe en los profesionales, dice Riveira, una cierta sensación de hartazgo y de incomprensión ante el aumento de exigencias que no son las de su trabajo con los animales. «Cada vez —explica— temos máis carga burocrática», algo que no solo implica más tareas sino que a veces entraña dificultades porque la cobertura de internet, necesaria para muchos trámites, no es siempre la adecuada. «Ás veces chegamos tarde aos sitios porque estamos cubrindo papeis. Hai a sensación de estar queimado administrativamente», afirma.
Responsabilidad
Una labor que afecta al rendimiento de las explotaciones. «Non hai unha Seguridade Social dos animais, co cal o risco é maior», comenta Juan Carlos Castro. Lo que está en manos de un veterinario es la salud de los animales, que constituye la garantía del rendimiento de una explotación ganadera. «Implícaste moito, hai moita esixencia», admite este veterinario. Xosé Manuel Fernández Santamariña muestra una impresión semejante: «Tes días bos e malos», explica. De todos modos, Castro subraya que el coste de los servicios de un veterinario es una parte pequeña dentro de los gastos de una explotación.
Riesgos
Accidentes en campañas de saneamiento. En los últimos años, no han faltado en la provincia de Lugo accidentes graves de veterinarios, por lo general durante trabajos de saneamiento. Hubo profesionales que incluso iniciaron un estudio sobre las condiciones de trabajo, y también el Colegio de Veterinarios de Lugo intervino en el asunto, trasladando a la Xunta la necesidad de más controles y de más medios.
Dentro y fuera
Dimensión vocacional y reconocimiento de los ganaderos. Elegir la profesión de veterinario tiene una fuerte carga vocacional, como recalcan estos tres profesionales. «É unha profesión gratificante e vocacional», dice Castro. Riveira recalca que el contacto con los ganaderos va más allá de lo relacionado con el trabajo: «Segue habendo unha relación baseada na confianza», afirma. Ese clima de confianza, en su opinión, no se da en una clínica veterinaria de una ciudad, algo que comparte Castro.
Santamariña reconoce que si visita lugares en donde trabajó hace años, es aún recordado y entabla fácilmente conversación con los vecinos: «Síntome valorado e apreciado», reconoce. Ese calor humano es algo que en las zonas rurales equivale al reconocimiento por el ejercicio de la profesión. «Alí onde traballamos, temos unha fama, un carisma», manifiesta. Esa valoración social hace que a veces los veterinarios sean tentados por la política, y él, de hecho, fue concejal en Vilalba (BNG) en parte del mandato 2011-15. «Somos unha profesión moi apetecible para os partidos. Sabes por que se fixan en nós? Porque a xente nos coñece», asegura.
Una profesión en la que cada vez hay menos colegiados con orígenes en zonas rurales
El Colegio de Veterinarios de Lugo tiene unos 1.100 miembros. Ese desinterés por el medio rural que parecen mostrar los nuevos profesionales también puede estar relacionado con su origen. «Los nuevos profesionales son urbanitas, frente a los de antes, que procedían del medio rural», destaca el presidente de la entidad, José Luis Benedito. En su opinión, no resulta solo necesario divulgar la importancia del medio rural sino verlo con una visión que no sea urbana para comprenderlo debidamente.
Para Benedito, la búsqueda de nuevos alumnos para la facultad del Campus Terra en centros de FP relacionados con el campo puede ser una buena medida al tratarse de estudiantes más familiarizados con el medio rural; sin embargo, no se atreve a predecir resultados concretos. «Se verá con el tiempo», sostiene. Por su parte, El veterinario Xosé Manuel Fernández Santamariña también constata la dificultad de equipos del sector para encontrar nuevos profesionales dispuestos a trabajar en el campo.
El presidente del colegio de Lugo coincide en que la profesión de veterinario rural es algo básicamente vocacional. También recalca la importancia de la profesión como garante de la seguridad alimentaria, y advierte de los equívocos que se dan actualmente sobre tareas habituales: «¿Hacer una cesárea es maltrato? ¿Enseñar a hacer una cesárea es maltrato?», se pregunta.
Benedito reconoce además que el veterinario llega a alcanzar una alta implicación personal en su trabajo. «No siempre se acierta; a veces surgen contratiempos que sobrepasan a los profesionales; pero sí hay esa sensación de gratificación cuando se logra acertar», explica.