De preparar oposiciones a criar porco celta en Friol: «Teño o mellor traballo do mundo»
GANADERÍA
Javier Serén tiene una explotación con unos setenta animales, pero quiere llegar al triple
19 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Javier Serén preparó unas oposiciones, y las aprobó pero sin plaza. Entonces decidió dar un nuevo rumbo a su vida. El campo no le resultaba extraño, ya que sus padres se dedican a la ganadería. Él orientó su rumbo al campo, pero cambiando las vacas por cerdos de raza celta. ¿El resultado? Una explotación de unos setenta animales, aunque la cifra varía ligeramente a lo largo del año. ¿El futuro? «Quero demostrar que se pode vivir da cría de porco celta, porque hai mercado», dice.
No solo le parece posible vivir de esos animales, sino que en sus planes está el crecimiento hasta conseguir unos 200 animales, alrededor del triple de los que tiene ahora. ¿La impresión? «Teño o mellor traballo do mundo, non o cambio por nada», asegura.
Aunque la decisión de dedicarse a la cría de porco celta fue acordada hace pocos años, coincidiendo con la pandemia y con sus múltiples consecuencias, Javier Serén recuerda que ese mundo le causaba atracción. «Xa tiña gana. Cando vin que non había outro traballo, dixen: ‘Adiante'». Así relata el momento en que esas intenciones se convirtieron en un proyecto firme.
El contar con terreno por tener padres ganaderos no solo le permite disponer de una cabaña que prevé aumentar. Además de las decenas de cabezas de cerdos que cría, en su explotación hay cinco cerdas madres y una de reposición. Ahora tiene unas dos hectáreas para los animales, pero cuenta con hacerse con más terreno: así, dice, podrá ampliar la explotación, pero también los animales tendrán más espacio y más comodidad.
Producción estable
Los animales son comprados por un distribuidor de la provincia de A Coruña que los recoge en el matadero de Castro de Ribeiras de Lea, adonde los lleva el criador. El ritmo de producción y de sacrificio se mantiene bastante estable a lo largo del año, incluso más de lo que Javier Serén suponía cuando comenzó la actividad. Lo habitual es llevar seis o siete ejemplares al matadero cada mes.
Cuando llegan al sacrificio, los cerdos tienen de diez a doce meses y un peso que anda entre los 110 y los 120 kilos. El precio se mueve en torno a los 3,30 euros por kilo en canal, sin que se note, por lo que comenta este criador, una gran oscilación de unos meses a otros. Lo que hay en esos meses de cría es una alimentación variada.
La mezcla de cereal, de harina y de algo de pienso es la base, aunque sin olvidar los productos naturales que se pueden conseguir fácilmente en la zona: los cerdos comen bellotas y castañas de árboles cercanos, y el responsable de la explotación también les da algunas patatas.
El resultado de esos meses de cría parece merecer la pena. Javier Serén elogia la carne de porco celta, recomienda probarla a todos aquellos que nunca la hayan degustado e incluso lanza algunos planes de futuro que no hacen sino reflejar la ilusión con la que afronta esta etapa.
Aunque se trata de una decisión que aún no está tomada y subraya que es más importante avanzar poco a poco, no descarta la idea de llegar a distribuir también su producción. «Téñoo pensado; pero por agora, non. Tes que moverte máis se distribúes. De todos os xeitos, é unha idea e non a descarto», explica. Tampoco descarta continuar con algunas vacas de la explotación de sus padres, aunque dando total prioridad al porco celta.
Origen. Javier Serén es de Friol y tiene 32 años.
Antecedentes. Sus padres se dedican a la ganadería. Están cerca de la jubilación y cambiando las vacas de leche por las de carne.
Actualidad. Javier Serén aprovecha terreno que tenían sus padres para la ganadería, y además prevé ampliar la superficie y aumentar el número de animales de cría.
Satisfacción de ver que hay más jóvenes en el campo
Javier Serén agradece que en Friol haya más jóvenes que decidiesen quedarse en el campo y dedicarse a tareas agropecuarias. Dice que eso contribuye a reforzar las ganas de seguir con esta iniciativa, además de contribuir a una vida local que de otro modo se vería más apagada. Él es uno más de los que contribuyen a que el sector agropecuario se mantenga en Friol, sin descuidar otra afición: es entrenador del equipo local de fútbol.