Pulpeiros y otros vendedores convierten los mercados en un reclamo para visitantes
09 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Hoy hay feria en... Lo que hace décadas era algo que se sabía y a lo que se adaptaban las costumbres de la población es hoy algo que tampoco se ignora aunque las circunstancias hayan cambiado. Localidades de la provincia han sabido hacer de sus días de feria y de mercado una jornada de animación, caracterizada por la presencia de visitantes. En algunos casos, incluso se copia el modelo de transporte de antaño: si los viajes de las empresas de autocares estaban condicionados por ferias y mercados, hoy se organizan excursiones en bus a esos sitios como aliciente de ocio. En Friol se busca hacer de la feria mensual, el primer domingo de mes, un día de fiesta, y para ello se ha decidido que los puestos dejen el mercado ganadero y vuelvan al centro urbano.
Un ejemplo de lugar directamente conocido por su feria es Meira. «Ou feira ou Meira», reza un dicho popular conocido en el oriente de la provincia. La feria de la villa es quincenal y alterna con la localidades cercanas (A Pontenova o Castroverde, por ejemplo). Quien se acerca a Meira un domingo de feria encuentra una gran animación, con forasteros llegados de distintos lugares de Galicia o de Asturias.
No queda prácticamente nada de ganadería en los días de mercado. El teniente de alcalde Agustín Méndez dice que hace ya años que no hay vacas u ovejas, aunque ni se trata de algo exclusivo de Meira ni el cambio parece haber mermado la capacidad de convocatoria. «A feira móntase soa», afirma el concejal. Prueba de ello es que la media de vendedores en la feria anda por los sesenta. La cifra desciende algo en invierno porque, apunta Méndez, «a xente non sae igual».
Otro factor que hace disminuir la presencia de puestos es la fecha: se nota si la feria coincide con la de Vilalba, que tiene lugar el primer domingo de mes después del día 1. De todos modos, la buena salud de los días feriados de Meira parece evidente, y el interés por acudir, con el pulpo como gran reclamo, también.
Sí se conserva un claro perfil ganadero en Parga, en donde las dos ferias mensuales se celebran en domingo. Los cerdos suelen venderse en dos momentos del año: hay demanda a finales de otoño para comprarlos cebados y matarlos en casa, así como a finales de primavera para criarlos durante meses con una alimentación tradicional.
Algo parecido en cuanto a demanda se observa en ovejas y en aves. Las ventas tienen sus picos más altos a finales de primavera y en verano, debido a la celebración de comidas familiares o de fiestas locales, y en vísperas de Navidad. En algunas ferias la cifra de aves anda por los 300 ejemplares, como subraya Xesús Barreiro, presidente de la asociación de propietarios del campo de la feria de Parga.
Dos son los rasgos singulares de la feria, relacionados entre sí. Por un lado, la carballeira donde se celebra es privada; por otro, la asociación de propietarios organiza los mercados dominicales. Mientras en otros lugares la gripe aviar o la lengua azul hicieron disminuir la presencia de animales, en Parga se ha sorteado ese contratiempo.
En contacto con la Xunta y con el Concello de Guitiriz, la asociación ha logrado poner en marcha un registro de entrada y de salida de animales y desinfectar las zonas donde se colocan. Xesús Barreiro, presidente de la citada asociación, se da por satisfecho sobre el proceso: «Dá traballo, pero paga a pena. Se non hai animais, as feiras son menos animadas», dice.
Además de la ganadería, en Parga también hay sitio para la agricultura y dentro de unas semanas empezarán a venderse plantas que se cosecharán en huertos familiares. Pero la gastronomía y el ocio también se notan: son seis las pulperías que se instalan los días de feria, adonde acuden gentes de varias comarcas de Lugo y de A Coruña.
Castro, sinónimo de pulpo
Si hay un lugar donde un mercado tenga un reclamo alejado de lo que era habitual hace décadas, Castro de Ribeiras de Lea puede ponerse como ejemplo. La localidad tiene un mercado semanal, que se celebra los miércoles, con dos partes muy diferenciadas: por un lado, la ganadería con un recinto específico; por otro, las pulperías y otros puestos que se instalan en la carballeira, en donde los llenos en las mesas y las esperas para sentarse a comer, especialmente en verano, indican un alto poder de convocatoria. Cuatro negocios acuden a la villa todos los miércoles para cocinar pulpo, aunque también se aprecia aumento de vendedores de productos agropecuarios.
El cambio de perfil se nota en esta localidad los últimos sábados de mes. Hace años, el Concello puso en marcha una feria de ganado, aunque el resultado no es ilusionante: «Segue a celebrarse, pero ten pouco movemento», reconoce el alcalde, Francisco Balado. En cambio, dentro de unas expectativa relativamente modestas, sí se mantiene la feria de Castro de Rei, que se celebra cada dos domingos, alternando con la de Meira, y que en los últimos años se intenta potenciar.
Hay vendedores variados y también se instala una pulpería, que se coloca en un pequeño edificio levantado en el campo de la feria. Que la feria se organice y atraiga vendedores satisface al Concello. «O importante é que se celebre», destaca Balado.
Grolos, la parroquia de Guntín que triunfa con el pulpo
El 23 de cada mes se celebra la feria de Grolos. Esa parroquia de Guntín tiene un notable poder de convocatoria que se debe más a las pulperías que acuden que a la actividad relacionada con el campo. La feria aún tiene fama por la presencia de ganado porcino, y así la divulga el Concello en la página web municipal. Sin embargo, el reclamo del pulpo a apenas 20 minutos de viaje desde Lugo actúa como un eficaz imán una vez al mes.