En el centro de investigaciones agrarias cuidan de 180 cabezas, que alimentan con 37 hectáreas de maíz
30 oct 2024 . Actualizado a las 16:51 h.Si hay un sitio donde sepan de vacas ese es, sin duda, el Centro de Investigacións Agrarias de Mabegondo (CIAM). Porque aquí llevan muchos años apoyando con sus investigaciones a uno de los principales sectores económicos de Galicia, el vacuno de leche. «Fomos pioneiros na produción de forraxe, que hai corenta anos aquí non se empregaba, e levamos anos traballando coa rotación de cultivos e coa alimentación das vacas», explica Abelardo Nimo, director del centro. En él cuidan a diario de 180 vacas, noventa de las cuales están en ordeño, y cultivan 37 hectáreas de maíz para alimentarlas. La genética, la emisión de gases de efecto invernadero y la alimentación centran buena parte de sus trabajos.
Los investigadores cuentan con un grupo de peones agrarios, «que coida das vacas, as alimenta, as muxe e as saca a pastar. E o persoal investigador decide que dieta se lles da e procura que teñan todos os coidados», asegura Nimo. Funcionan como una granja más, que vende su leche a la industria. Aunque con algunas diferencias. Las vacas participan, sin saberlo, en un sinfín de proyectos de investigación que busca mejorar sus condiciones y hacerlas más productivas.
En este centro cultivan actualmente 37 hectáreas de maíz forrajero, exclusivamente, para atender a su rebaño. Pero planta más hectáreas en las que realizan investigaciones. «Temos un banco de xermoplasma con 700 variedades de millo que hai que renovar cada dez anos, co que plantamos unhas 70 por ano», cuenta Nimo. A mayores, aprovechan para hacer investigaciones sobre las diferentes variedades, los fertilizantes que emplean y, también, sobre si es viable cultivarlo en ecológico. «Agora mesmo, na Pobra de Brollón estamos probando variedades con resistencia ao estrés hídrico, que é algo raro en Galicia, pero que debemos investigar polo que poida pasar», sostiene.
A lo largo de su historia han realizado un sinfín de estudios sobre cómo la alimentación influye en la calidad y productividad de las vacas. «E levamos anos traballando coa rotación de pastos, introducindo leguminosas, unha práctica que se demostrou moi interesante para a fixación de nitróxeno no chan», cuenta. En vacuno de leche, por ejemplo, tienen ahora un proyecto que busca poner en valor las llamadas «vacas de desvelle. Son animais que deixaron de ser produtivos e que acaban no matadoiro», asegura. Su investigación pretende saber si es posible realizar algún tipo de cebo en la explotación con el fin de que los ganaderos puedan obtener mejores precios por estos animales.
La genética es otro de los campos importantes en los que llevan años trabajando. «O rabaño de Mabegondo foi incrementando a súa calidade gazas a un programa que temos con Xenética Fontao», explica. Mediante inseminaciones y transferencias embrionarias han logrado mejorar la clasificación de sus animales con dos objetivos. El primero, tener un ganado de buena calidad, en el que basan la recría. El segundo, disponer de animales con índice más bajo para hacer cruzamientos industriales. Y es que otro de sus proyectos de investigación se basa en hacer esos cruzamientos con razas diferentes. «A tendencia está sendo a da traer razas foráneas para facer eses cruzamentos industriais e estamos comparando con cales desas razas os becerros poden ter máis valor e non complicar os partos nas nais», relata.
Gases de efecto invernadero
Mabegondo es también uno de los centros que forma parte del proyecto AgrifoodTef, en el que Galicia participa a través del Agacal y las empresas Gradiant y Data Life. El centro será el lugar en el que las empresas tecnológicas podrán testar, de forma gratuita, sus nuevas herramientas. Pero, al mismo tiempo, pondrá en marcha su propio proyecto vinculado con la emisión de gases de efecto invernadero. «Un dos factores que máis inflúe é a alimentación dos animais, por iso probaremos con extractos de eucalipto, de oleaxinosas... con diferentes cultivos para ver como se poden reducir esas emisións», añade Nimo. Para ello, se instalarán en uno de los establos catorce comederos y bebederos automáticos y se dotará a las vacas de un dispositivo que les permitirá acceder solo a aquellos a los que estén autorizadas, para poder comparar cómo influyen los distintos tipos de alimentación en la emisión de gases. También se instalará un equipo, denominado Greenfeed, que permitirá medir las emisiones de gases. «É un equipo portátil e pouco invasivo, con que poderemos facer medicións tanto dentro do estabulo coma cando estean comendo nos pastos», asegura.
Este proyecto se completa con otros que pretenden ayudar a predecir las emisiones de gases de efecto invernadero a través de un análisis de la leche. «Son métodos preditivos que nos permitirán determinar a través do leite canto emitiu esa vaca», explica. También están pendientes de poner en marcha nuevos proyectos basados en el uso de la inteligencia artificial y la robótica en los cultivos. «Queremos sensorizar parcelas para obter datos que nos permitan predicir o momento óptimo de colleita sen ter que facer análises», afirma. Porque en esta granja, además de cuidar muy bien de las vacas y de su finca, también las estudian a fondo.