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El youtuber que recupera las técnicas de cultivo ecológico de «toda a vida»

M. Cedrón REDACCIÓN

SOSTENIBILIDAD

Juanjo Rodríguez muestra unos tomates de su huerta de Vilamarín
Juanjo Rodríguez muestra unos tomates de su huerta de Vilamarín Santi M. Amil

Con más de 15.000 suscriptores y 3.275.083 visualizaciones, el ourensano Juanjo Rodríguez rescata los métodos tradicionales que se usaban en las aldeas para que las nuevas generaciones sepan cómo se planta un tomate o que el compost ya se hacía en Galicia antes de que se inventara la palabra compost. Sus suegros le ayudan en su huerto de Vilamarín.

10 oct 2019 . Actualizado a las 13:39 h.

Dice Juanjo Rodríguez que su abuela no supo nunca qué era el compost. Nadie hablaba de eso en su aldea en la provincia de Ourense, pero todo el mundo usaba los restos orgánicos que sobraban en casa para apilarlos en un montón en la huerta. Había de todo. Desde mondas de patata a troncos de berza o estiércol de gallina o conejo. Y luego era de ese montón de donde iban cogiendo abono para incorporar al suelo. Porque todos en el pueblo sabían que eso era bueno para que las lechugas o los tomates crecieran mucho más lustrosos. «O compost xa se usaba nas aldeas galegas antes de que se inventara a palabra compost», dice. Pero esa es solo una pequeña, muy pequeña parte, de todo el conocimiento sobre el cultivo de huerta o el cuidado de las colmenas que atesoran los más mayores que pueblan las aldeas, un valor que este ourensano con un pie en Santiago y otro en Vilamarín trata de recuperar y difundir a través de su canal de Youtube Diario dun neno labrego, un medio para que las memorias de ese neno labrego que es Juanjo no se pierdan.

¿Y por qué un canal de Youtube? Porque es el mejor medio de conectar con los más jóvenes, de que toda esa riqueza no se diluya con la  despoblación. En definitiva, un modo de probar también que la tecnología ayuda a conservar la memoria. Creado en el 2009 tiene ya más de 15.000 suscriptores. No solo eso. Sus vídeos, que confiesa hacer «por hobbie», acumulan más de 3.257.083 visualizaciones. 

«Hai moita xente que xa non sabe como se afía unha gadaña ou como se recollen as sementes do tomate ou da leituga. Cousas desas son as que tratamos de explicar», apunta. Lo hace con la ayuda de sus suegros, que colaboran en los vídeos. Lo cuenta desde la huerta que tiene en Vilamarín. El mismo lugar en el que ahora está desarrollando una nueva idea: la creación de un bosque de alimentos que no es más que combinar los cultivos de huerta con los árboles, «como se facía antes». Cultiva tomates entre árboles de fruta de hueso, hay un pequeño estanque, colmenas. «Pretendemos pechar un ciclo que sexa autosustentable», apunta. En definitiva dejar que la naturaleza actúe.

Juanjo Rodríguez con varios vecinos el viernes por la tarde
Juanjo Rodríguez con varios vecinos el viernes por la tarde Santi M. Amil

 Y tiene feedback. Entre los vecinos de la aldea, pero también del resto del mundo. Desde gente que quiere cultivar un huerto urbano, pero no sabe cómo. Hasta personas que le escriben desde Estados Unidos o Argentina. «É bonito interactuar e compartir experiencias. Unha vez escribiume unha muller dende a Arxentina que me comentou que o que vía nos vídeos lle recordaba aos tomates que comía na horta cando era pequena», explica. 

Y todo esta comunidad que ha creado surgió a partir de entradas en foros para compartir experiencias. Más tarde empezó a colgar vídeos. Luego vino el canal que, como dice en la presentación, está dedicado al trabajo en la huerta y el huerto urbano. «Un canal en el que intentaremos mostraros como cultivar de una forma ecológica y respetuosa con nosotros y con nuestro entorno. Porque nos gusta la #huerta. En el canal podrás ver vídeos sobre cómo hacer un semillero, cómo plantar una tomatera o una lechuga, cómo hacer insecticidas o abonos ecológicos. Con nuestros vídeos podrás cultivar tus propios alimentos de forma ecológica». Su último vídeo: ¿Cómo encabar cebollas? Pero hay muchos más. Porque cada vídeo que comparte es como una de aquellas semillas que recogían y cuidaban con mimo las familias en sus huertos de autoconsumo. Las mimaban para volver a plantar, pero también para compartir con los de al lado. Creaban comunidad.