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¿Qué pretende la Estrategia de Biodiversidad del 2030?

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La nueva política agraria común (PAC) favorece las prácticas que contribuyan a recuperar y conservar los espacios naturales o las especies que los pueblan

19 feb 2024 . Actualizado a las 22:28 h.

Son muchos los pilares que sostienen los objetivos del Pacto Verde Europeo. Uno de los que resulta fundamental para pisar el freno de un calentamiento global, que sería fatal para el sector agrícola, es la restauración y conservación de la biodiversidad. Desde una pequeña charca a un frondoso bosque. Porque como reconoce la propia Comisión Europea (CE), la pérdida de biodiversidad no solo supone un problema climático, también es un problema sanitario, empresarial, protección o igualdad. Lo es porque gracias a esa biodiversidad el ser humano tiene acceso a alimentos, materias primas, medicamentos, ocio, salud o bienestar.... Esa es la razón por la que desde la UE se ha diseñado la Estrategia de Biodiversidad del 2030. Aunque hace unos días la presidenta de la CE avanzó que retiraría el plan para reducir un 50% el uso de los pesticidas ante la «polarización» que estaba teniendo el tema entre los agricultores que han salido a la calle en media UE, todavía son muchos los objetivos que continúan en marcha dentro de esta estrategia. Esos objetivos son incentivados por la nueva política agraria común (PAC). Especialmente a través de ecorregímenes, unas prácticas obligatorias para los Estados, pero que son voluntarias para los agricultores. Una buena parte de la superficie susceptible de recibir ayudas de la PAC ha pedido adherirse a estos ecorregímenes en España.   

Entre esos objetivos está, como explica la UE en la web oficial, la «conservación de al menos un 30 % de los hábitats y especies protegidos de la UE que en la actualidad no presentan un estado favorable; recuperar al menos 25.000 km de ríos para que pasen a ser de caudal libre; frenar y revertir la disminución de las aves e insectos de hábitats agrícolas, en particular los polinizadores; gestionar al menos el 25 % de las tierras agrarias en régimen de agricultura ecológica, y extender las prácticas agroecológicas en una medida significativa; reducir en al menos un 50 % las pérdidas de nutrientes procedentes de fertilizantes; plantar al menos 3.000 millones de árboles, respetando plenamente los principios ecológicos y protegiendo los bosques primarios y maduros que aún se conservan; eliminar las capturas incidentales de especies protegidas o reducirlas a un nivel que permita una recuperación total y no suponga una amenaza para su estado de conservación».

Pero es que además la pérdida de biodiversidad supone un importante riesgo para el tejido empresarial o productivo. Sobre todo porque aumentaría la incidencia de fenómenos meteorológicos extremos _sequías o lluvias desmedidas_ que afectarían directamente a la economía. De hecho, desde la UE calculan una reducción del PIB medio de la UE de en torno a un 2%. En este sentido, hablan de que se estima que entre los años 1997 y 2011, el mundo perdió entre 3,5 y 18,5 billones de euros al año en servicios ecosistémicos debido al cambio en la ocupación del suelo, y entre 5,5 y 10,5 billones de euros al año por la degradación de la tierra.

De ahí que dentro del presupuesto que el Plan Estratégico Nacional para aplicar la PAC en España dedica a los compromisos agroambientales, climáticos y de gestión, destacan los fondos dedicados, por ejemplo, a agricultura ecológica, un modelo de cultivo que favorece la biodiversidad. Estos están dotados de 837 millones de euros. También los cultivos sostenibles, cuya promoción está datada de 203 millones de euros, la favorece. Lo mismo que la gestión sostenible de pastos, las medidas para proteger a las abejas o para conservar recursos genéticos de razas autóctonas de animales o variedades locales de vegetales.