«O noso produto de porco celta vai directamente da granxa de Vila de Cruces á mesas»
SOSTENIBILIDAD
Fernando Calviño ha optado por cerrar el ciclo de producción de porco celta y pronto hará lo mismo con vacas de raza rubia criadas en ecológico y con ovella galega, para ofrecer sus productos directamente a los consumidores, en línea con los principios de la Estrategia De la granja a la Mesa
12 abr 2024 . Actualizado a las 10:03 h.Cuando Fernando Calviño compró allá por el 2015 sus dos primeros porcos celtas para que le ayudaran a limpiar el monte en el concello pontevedrés de Vila de Cruces, en el interior de la provincia de Pontevedra, no pensó en que aquella decisión lo acabaría llevando por una senda ligada directamente a los objetivos marcados por la Estrategia De la Granja a la Mesa, presentada hace cuatro años por la Comisión Europea en el marco de sus políticas dirigidas a garantiar la soberanía alimentaria para milones de europeos, al tiempo que se estimulan modelos de producción respetuosos con el medio ambiente como también pretende la política agraria común (PAC): «Os domingos tiñamos que ir ao monte rozar e cando eres novo, non che facía moita gracia ter que ir os domingos despois de ter saído o día anterior. Por iso, pensamos nos porcos celtas para axudarnos», recuerda ahora este empresario dedicado a la cría, transformación y distribución de porco celta. Aunque pretende hacer lo mismo con los animales de raza rubia gallega, inscritos en el Consello Regulador de Agricultura Ecolóxica (Craega), y de ovella galega recientemente incorporados a la explotación ubicada en Camanzo.
Aquellos dos primeros animales le dieron pie a abrir un cebadero de porco celta en el 2019 y ya en el 2021, justo después de la pandemia de covid-19, creó su propia marca CMF Celtaporc, bajo la que tiene embutidos y productos en salazón de carne de esta raza autóctona gallega: «Acabamos de sacar tamén un beicón», dice. El hecho de haber cerrado el círculo con el porco celta, algo que pretende hacer también, con los terneros y las ovejas, permte ofrecer al consumidor alimentos de calidad, producidos con modelos de crianza sostenibles con el medio ambiente como es la ganadería extensiva en el entorno cercano (kilómetro cero) y cuya trazabilidad puede ser seguida directamente por el que lo compra. Esos son precisamente los objetivos que pretende alcanzar Bruselas con De La Granja a la Mesa: garantizar la alimentación de la población con alimentos sanos, respetuosos con el medio ambiente y asequibles. Además de avanzar en el consumo de productos ecológicos, algo que también ha hecho este ganadero al certificar sus vacas bajo el sello del Craega. «Ao ter a experiencia co porco celta, xa temos moito camiño andado á hora de comercializar os outros productos», explica además.
«O que buscamos é que non haxa intermediarios porque é certo que a xente cada vez máis quere saber o que come. Ao mellor pagan un pouco máis, pero saben que os animais están criados en extensivo, comen alimentos sanos, son tratados baixo os criterios de benestar animal.... saben o que comen, en definitiva. O noso produto vai directamente da granxa de Vila de Cruces á mesas», explica este ganadero. La idea de acercar los consumidores a la tierra llega hasta el punto de que estos pueden apadrinar sus propios animales en la granja: «Poden vir a darlles de comer, facerlles un seguimento e cando chega o momento nos nos encargamos de levalos ao matadeiro e despiezalos segundo nos diga o consumidor», explica Fernando. De algún modo es dar la oportunidad a los que ya no viven en las aldeas de volver, aunque indirectamente, a la matanza tradicional.
Educar en el consumo de alimentos sanos, de cercanía, es otro de los objetivos de Fernando y De la Granja a la Mesa: «Os centros escolares poden vir e ver cómo se crían os animais. De feito eso tamén te motiva cando ves a un rapaz cómo se sorprende ao ver un porco ou unha vaca. Motívate ver que comprenden que a conida non ven dos supermercados», explica este ganadero pontevedrés.
La labor de Fernando, al igual que otros agricultores y ganaderos que han elegido esta misma senda, es fundamental para lograr los objetivos marcados por Bruselas, pero sobre todo para garantizar alimentos sanos, de cercanía y que además hacen que el medio rural se mantenga vivo promoviendo el florecimiento de nuevos negocios que muevan las economías rurales.