Con 37 años, el outiense se ha convertido en la persona más joven en dirigir la escuela universitaria
30 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.El camino hacia la docencia universitaria no es rápido, aunque de vez en cuando una excepción confirma esta regla. Es el caso de Manuel Romero (Outes, 1984), que con tan solo 37 años ha sido nombrado recientemente director de la Escola Técnica Superior de Náutica e Máquinas de la Universidade da Coruña (UDC) tras ejercer como profesor titular desde el 2015 y subdirector desde el 2017. Con todo, y a pesar del rodaje, confiesa que «cando mo propuxeron, penseino. Pero mira, hai que dar o paso ao fronte», y asume el nombramiento «con moitas ganas e ilusión». El mérito para tal logro pasa por «unha carreira de fondo» que comenzó como estudiante en la misma escuela y que lo llevó a embarcar y a navegar por diferentes aguas.
El outiense pasó cinco años formándose como oficial de máquinas tras terminar sus estudios de máster. «A verdade é que tiven sorte, era esta época mala que había pouco traballo, pero fun sempre encontrando en diferentes compañías e naveguei en todo tipo de barcos». Precisamente, una de las etapas que más recuerda es su paso por un buque cablero que realizaba trabajos en las costas de Nigeria justo en el momento álgido de los ataques piratas. «Eran manobras moi perigosas con tendidos de cable moi cerca da costa, e aí o barco vai moi lento, a un nudo ou medio nudo. Son operacións moi propicias para que os piratas nos asalten. Levabamos seguridade española a bordo, seguridade privada de Nixeria, tiñamos un barco escolta nixeriano... Alí a seguridade era moi alta. Nese sentido estabamos moi seguros porque era moi difícil que nos atacasen».
Tras su paso por la sala de máquinas de Salvamento Marítimo, el último buque en el que estuvo embarcado, volvió a la UDC en el 2012 para ocupar una plaza que había quedado vacante como profesor. Fue en ese momento en el que se dispuso a realizar el doctorado con una tesis sobre el proceso de regasificación de la planta de Mugardos, lo que le valió para recibir el premio extraordinario a la mejor propuesta de la rama de ingeniería y arquitectura. Romero no dejó de trabajar en el equipo de investigación en el que se encuentra su hermano Javier, unos años mayor que él, y que también escogió el mundo de la maquinaria naval.
A la pregunta de cómo es posible que alguien de su juventud llegue a director de una escuela técnica, se responde con el impresionante currículo del outiense. «É unha carreira de fondo, de moito traballo e moita paciencia ata que chega esa oportunidade e tes que estar preparado», apunta. Director de su propia tesis doctoral, desde su equipo han presentado más de una decena de patentes, de las cuales «a metade ou máis» deben pasar un examen previo que realiza un tribunal. «Teñen unha certificación máis transparente á hora de vender esa patente, son bastante complexas de conseguir». A todo esto, hay que sumar los más de veinte artículos publicados en revistas de gran prestigio en el sector de la ingeniería, los trabajos de asesoría realizados para la comunidad de La Rioja sobre el plan energético que finalmente se implantó en el 2018, o su labor como director de la tesis sobre generación de hidrógeno en buques GNL, cuyo autor y alumno también obtuvo el premio extraordinario y una calificación de sobresaliente cum laude.
Vocacional
Confiesa que su inclinación por las máquinas «é vocacional». De niño, cuenta, desmontaba los juguetes, bicicletas y todo lo que pasaba por sus manos para comprender el funcionamiento de sus elementos: «Son unha persoa bastante inquieta que me gusta saber como funcionan as cousas, como funcionan as máquinas e todo isto». Sumado al vínculo con el mar que tiene a través de su padre, marinero, no es de extrañar que los hermanos Romero terminaran por hacer de las máquinas su profesión. También tuvo peso el hecho de ser carreras con gran salida.
Preguntado por lugares y personas que marcaron su trayectoria, explica que Ghana fue uno de los destinos que más le impresionó por los contrastes que encontró. «Non tiña nin estradas, pero no medio da nada había tres ou catro bancos para sacar cartos». En cuanto a personas, tiene un especial recuerdo de Suso Martelo, vecino de Outes: «Foi un dos primeiros cos que embarquei estando como alumno, unha persoa que me deu moitos consellos, todos para ben».
Formación. Pasó cinco años formándose como oficial de máquinas. Consiguió un premio extraordinario por su tesis sobre el proceso de regasificación de Mugardos
Embarcado. Navegó en todo tipo de barcos y también pasó por la sala de máquinas de Salvamento Marítimo