El naufragio del Sempre Güeto pone el foco en la estabilidad de ciertos barcos
SOMOS MAR
El incidente ha traído a la mente colectiva siniestros de pesqueros similares
22 jun 2021 . Actualizado a las 04:45 h.Con todas las cautelas porque apenas ha arrancado la investigación sobre las causas del hundimiento del Sempre Güeto -el cerquero de Portosín que el pasado jueves quedó quilla al sol frente a San Andrés de Teixido cuando regresaba de la costera del bocarte-, lo cierto es que el luctuoso suceso ha reabierto el debate sobre la estabilidad de los pesqueros. De determinados pesqueros. Similares al Sempre Güeto, modernos, construidos en acero y de una eslora más o menos similar, hay varios entre el listado de aquellos a los que la Ciaim (Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos) ha tenido que hacer la autopsia.
A pie de muelle se recuerdan estos días naufragios como los de O Bahía, el Nuevo Pepita Aurora, el Hermanos Landrove o, sin ir más lejos, el relativamente reciente Sin Querer Dous. Y rememoran el caso de O Gallego, que tuvo que ser alargado para poder seguir navegando con seguridad. Y de nuevo se alude a posibles problemas de estabilidad que podrían presentar pesqueros con ese diseño.
Poniendo por delante que nada sabe de las causas y las circunstancias del naufragio del Sempre Güeto, el ingeniero naval Guillermo Gefaell recuerda que el proyecto del barco lo diseña un ingeniero naval que hace los cálculos de estabilidad y antes de salir a navegar se somete a las pruebas que hace inspección marítima. Así que, si el barco está diseñado correctamente, se construye conforme a proyecto y supera la supervisión de Marina Mercante, no parece justificación para un accidente de estas características.
No pasa por alto, sin embargo, que la pérdida de estabilidad no es infrecuente entre las conclusiones a las que llega la Ciaim en sus investigaciones, pero en la inmensa mayoría de los casos se debe a un manejo incorrecto de la carga o no seguir las recomendaciones del libro de estabilidad, un documento, por cierto, «complejo y lleno de números» que convendría simplificar de cara a su uso a bordo por los patrones. «Si el barco está bien estudiado no tiene por qué ser más peligroso», dice Gefaell. También es cierto que para mejorar la habitabilidad en el buque y tener un mínimo de dos metros de altura en los distintos espacios del barco -«es sabido que antes había que andar prácticamente agachado en algunos barcos», apunta el ingeniero naval- y sin poder aumentar eslora por las limitaciones normativas se han construido barcos con estructuras más altas, con lo que el centro de gravedad se eleva, pero, insiste Gefaell, la estabilidad está calculada y verificada.
«Es bien conocido en el sector que hay barcos con la estabilidad muy justa», señalan desde un astillero gallego del que, por cierto hace más de tres lustros que no sale un pesquero de esas características. Ahora bien, esas mismas fuentes inciden en que si un barco está navegando es porque las autoridades competentes han dado su visto bueno y ha superado las pruebas de estabilidad.
Menos francobordo
Raúl Villa, doctor ingeniero naval, capitán de la Marina Mercante y secretario de la Fundación Exponav de Ferrol, admite que sí hay barcos más propensos a sufrir accidentes, «porque tienen el francobordo más limitado, el centro de gravedad está más alto y van más justo de estabilidad que otros», pero «no debería haber mayor problema por eso, dado que el barco cumple los requisitos para ser estable». De otro modo, como apuntan las demás fuentes, no estarían navegando.
Cuestión aparte es que a veces se hacen modificaciones en los pesqueros y no se revisan de nuevo los cálculos de estabilidad, o que, en ocasiones, por exceso de confianza se dejen abiertos elementos (puertas, escotillas o similares) que debían estar cerrados para garantizar la estanqueidad del barco, o que se repartan mal las cargas en el pesquero... Porque en un accidente siempre intervienen varios factores, un cúmulo de infortunios que pueden resultar fatales.