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Una segunda vida para la fábrica que vio nacer la conservera Escurís

Ana Lorenzo Fernández
Ana Lorenzo RIBEIRA / LA VOZ

SOMOS MAR

En los últimos días se pintó la fachada de la antigua nave de Escurís con los colores de A Poutada
En los últimos días se pintó la fachada de la antigua nave de Escurís con los colores de A Poutada MARCOS CREO

A Poutada acondiciona la antigua nave de O Castelo para guardar barcos

17 nov 2024 . Actualizado a las 04:50 h.

Era una nave abandonada, pero a Manuel Escurís —un empresario de Taragoña sin experiencia en el sector conservero— le pareció que podría darle una nueva vida y convertirla en un referente en el enlatado de pescado. No se equivocaba y en el año 1939 en la zona pobrense de O Castelo comenzaba a funcionar esta primera fábrica, por la que pasarían miles de trabajadores en las más de seis décadas que estuvo operativa.

En este tiempo, además de la casa del fundador, que viviría justo al lado con su familia, esta factoría sumaría un edificio de oficinas anexo y en 1971 se llevó a cabo una profunda remodelación, al mismo tiempo que la empresa seguía creciendo con otras naves y firmas auxiliares en Rianxo, Escarabote, Ribeira y A Pobra. Sin embargo, en el 2002 y ya formando parte del grupo Jealsa, se decidió concentrar toda la producción de Escurís en las instalaciones de A Baiuca, y esta nave de O Castelo quedó reservada para almacenaje, hasta que hace unos cinco años finalizó la concesión de Portos.

El abandono ya se había hecho un hueco en esta factoría que cada vez presentaba un estado más ruinoso, pero la historia se ha vuelto a repetir y la nave que sirvió de germen de Escurís tendrá una nueva vida. La firma A Poutada buscaba desde hace muchos años un lugar para poder guardar en invierno las embarcaciones de sus clientes, «porque cada vez teníamos una demanda mayor. La gente básicamente utiliza los barcos en la temporada de verano y el resto del año no los querían tener en el mar porque se les estropean», explica Fernando Pérez, responsables de la parte náutica de la firma. Reconoce que incluso llegaron a plantearse la idea de construir una nave nueva al lado de la que tienen en el puerto comercial de A Pobra y que utilizan como taller de reparación de embarcaciones, pero hablaron con Portos y les ofreció la concesión de la antigua conservera de O Castelo.

Las negociaciones prosperaron y en febrero de este año se publicaba el acuerdo por el que A Poutada dispondrá de estas instalaciones durante un período de 25 años, en los que está previsto que realice una inversión de más de 337.300 euros, además de abonar anualmente a Portos 22.290 euros en concepto de alquiler.

 Varias fases

Esta concesión no incluye solamente la antigua conservera de Escurís, sino que se extiende al edificio anexo de oficinas, «que en una segunda fase queremos adecentar y dedicar a la rama comercial para hacer una exposición de embarcaciones. Pero ha sido una inversión muy grande y vamos a ir por partes», anuncia Pérez, que señala que han recibido una ayuda de GALP para poder hacer frente a este importante desembolso.

Explica que cuando entraron en estas instalaciones de O Castelo presentaban un estado de deterioro importante y sacaron numerosos tráileres de basura. El siguiente paso fue hacer una reparación estructural, y luego se llevó a cabo la parte más cosmética, con el pintado de todas las fachadas con la imagen de A Poutada, además de construir un cierre perimetral e instalar todas las medidas de seguridad y contraincendios.

Fernando Pérez calcula que entre la zona interior y exterior podrían almacenar entre 100 y 150 embarcaciones de tamaño pequeño y mediano, y está previsto que en pocos días finalicen todas las obras y esté operativa. Confiesa que le hace especial ilusión poder dar una nueva vida a estas instalaciones que forman parte de la historia viva de A Pobra y de su comarca.