El mercado de las criptomonedas estaría creciendo rápidamente en todo el mundo, con actividades como el trading o el corretaje potenciándose a la par del mercado. Sin embargo, habría una actividad relacionada al mercado “cripto” que estaría generando preocupación en todo el mundo debido a su impacto en el medio ambiente: la minería.
Se trata de un proceso esencial para el funcionamiento del mercado de las criptomonedas, y estaría creciendo con cada día que pasa, siendo posible ver “granjas” de minado en todo el planeta. Pero, ¿cómo se relaciona este mercado con el consumo eléctrico y por qué estaría afectando al medio ambiente?
La minería de criptomonedas
Usualmente, los inversores de criptomonedas optan por la compra y venta de activos, o por el uso de productos financieros alternativos (como los bots de inversión que vemos en sitios como bitcoin era), para generar ingresos, sin embargo, una gran parte de estos inversionistas también utilizan la minería para incrementar sus ingresos.
La minería de criptomonedas no es más que el uso de computadores para la resolución de problemas matemáticos complejos. Mediante este proceso, las transacciones se registran dentro de la cadena de bloques de la criptomoneda y se agrupan en bloques (de ahí el nombre de cadena de bloques).
El minero, como recompensa, recibe fracciones de la criptomoneda de la cadena de bloques en la que está minando. Esto es lo que se conoce como algoritmos de prueba de trabajo: mientras más trabajo registre una persona (es decir, mientras más computadores tenga minando), más criptomonedas se generan como recompensa.
El peligro medioambiental
Esta última frase es esencial para entender el peligro de la minería de criptomonedas ya que, con la intención de generar millones de dólares al año, los grandes inversionistas desarrollaron el concepto de “granjas” de minado, donde conectan decenas, cientos o miles de computadoras para que trabajen en la resolución de problemas.
Estas granjas de minado consumen enormes cantidades de energía eléctrica, saturando no solo el sistema eléctrico de naciones enteras (como ha ocurrido en Europa y Asia), sino también obligando a una mayor generación de electricidad, que suele ser creada mediante combustibles fósiles, contribuyendo a generación de millones de toneladas de dióxido de carbono.
Esta contaminación se extendería incluso a productos que derivan de las cadenas de bloques que utilicen minería, como pueden serlo los contratos inteligentes, las aplicaciones descentralizadas e incluso los token no fungibles (NFT).
Alternativas a la minería
Por suerte para el planeta y los inversionistas, las criptomonedas estarían avanzando hacia un mundo sin minería, creando alternativas donde esta actividad no solo queda relegada a un segundo plano, sino completamente eliminada del panorama. Esto es gracias a los protocolos de prueba de trabajo (PoS).
Las cadenas de bloques que funcionan mediante PoS no requieren de minería, ya que la generación de ingresos se hace mediante la compra de los activos, y su subsecuente bloqueo. Esto sirve para limitar la sobreventa de los activos, pero también para agilizar el funcionamiento de la cadena, ayudando con el registro de transacciones.
Del mismo modo, en regiones como Cataluña ya habríamos visto el surgimiento de iniciativas que realizan minería de criptomonedas con energía sostenible, evitando incrementar la generación de desperdicios. También habría varios países donde la generación de energía sería casi totalmente renovable, lo que limita el impacto de la minería.
La minería de criptomonedas está ampliamente ligada a la contaminación ambiental, por lo que tiene sentido la forma en la que cada vez más personas se alejan del mercado. Para lograr que los sentimientos alrededor de estos activos se vuelvan mucho menos antagónicos, eliminar el problema de la contaminación es esencial.