Ana Rosa Quintana dice que la trama y los personajes son suyos

J. C. A CORUÑA

TELEVISIÓN

La presentadora se disculpa públicamente por el «plagio» y acusa a su «colaborador» La presentadora Ana Rosa Quintana entonó ayer el «mea culpa», aunque sólo a medias. La trama y los personajes son suyos. El asunto del plagio a Steel y Mastretta corre al debe del «colaborador» que le «ayudó» en la confección de «Sabor a hiel». Al menos esa es la versión que ayer distribuyó Quintana en un comunicado en el que puso el énfasis en su intención de «no engañar a nadie».

22 oct 2000 . Actualizado a las 07:00 h.

Es el último episodio de un culebrón que ha puesto a Ana Rosa en el disparadero incluso de la Feria del Libro de Fráncfort. «Deseo dejar constancia, en primer lugar y para evitar todo equívoco, que el libro está basado en una idea original mía, como mía es la trama, la construcción y el perfil de los personajes, así como la mayoría de los textos». Así comienza Ana Rosa Quintana su última creación literaria, el comunicado de prensa con el que tercia por segunda vez en la explosiva polémica sobre el plagio de su libro Sabor a hiel. La difusión de esta carta es el prólogo a lo que se espera como una catarata de entrevistas, ya que Ana Rosa se ha puesto a disposición de los medios de comunicación para dar las explicaciones que hagan falta sobre esta «indeseable polémica», en palabras de la propia Quintana. El «colaborador» ¿Qué fue lo que pasó? Pues Ana Rosa explica que «al ser mi primera novela y desarrollarse este proyecto a lo largo de muchos meses, tuve que recurrir a la ayuda y colaboración de una persona de mi entorno, que gozaba de toda mi confianza para que me ayudara en la culminación de la obra». Y al colaborador se le fue la mano. Según explica, la colaboración «se extendió a la inclusión en el libro de algunos textos y párrafos tomados de la obra de otros autores cuando procedía a las labores de corrección de mi manuscrito final, no pudiendo saber por mi parte lo que era original de lo que no lo era». Cuando se destapó el primer pastel, Ana Rosa pidió explicaciones al colaborador «y las hice mías». Aquel asunto del «error informático». La segunda parte, cuando se conoció que también había fusilado a la escritora mexicana Ángeles Mastreta, «entendí que las explicaciones que había recibido anteriormente eran de todo punto inadmisibles». Fue entonces cuando pidió a la editorial la retirada del libro del mercado.