Cayetano Salgado podía ser un macarra, pero no al comienzo de Donde da vuelta el aire. Al menos eso pensó Gonzalo Torrente Ballester. El autor de Los gozos y las sombras escribió una versión del inicio del segundo libro de la trilogía muy distinta de la que al final se editó.
24 ene 2001 . Actualizado a las 06:00 h.El suplemento El Cultural publicó ayer el texto que el escritor gallego autocensuró. En dichas páginas aparece el protagonista en un bar de alterne dedicándose, entre otros menesteres, a romper las botellas de las estanterías, tras comprárselas al dueño del local y entre los aplausos de la concurrencia. José Antonio Ponte Far, experto en la obra de Torrente, explicó ayer que la existencia del texto era conocida y se sabía que el segundo tomo de Los gozos y las sombras empezada de otra forma. Ponte Far entiende que la autocensura de Torrente se debe al temor a la censura gubernativa de entonces (finales de los años 50), ya que había escrito una escena escabrosa en la que «el protagonista aparece como un chulo de putas, rompiendo botellas en un local de alterne». En el inicio de la versión publicada ni siquiera se habla de este personaje. Otra de las razones por las que Torrente suprimió este inicio es que «no quería desprestigiar a Cayetano Salgado tan pronto, es una cuestión de prudencia del novelista que no quiere que el personaje quede tan pronto desnudo ante el lector», explica Ponte Far. Alusión a un tal Cunqueiro «Eres un cerdo, Cunqueiro. Mandas a tu hija al colegio de las monjas francesas, y lo pagas con el dinero que las putas de tu café le sacan a unos cuantos desgraciados». Estas palabras de Cayetano Salgado al dueño del local, unida al saludo inicial de «Hola, fascista», dan pie para pensar en un posible hachazo literario de Torrente a Álvaro Cunqueiro, un autor al que se le achacaban vinculaciones con el régimen franquista. Ponte Far entiende que se trata de «un nombre desafortunado» pero que la alusión no tiene nada que ver con el autor de Un home que se parecía a Orestes. Sin embargo, no faltan quienes consideran que Torrente Ballester sí apuntaba a Cunqueiro.