Ni lo arrolló un tren, ni lo machacó un productor, las dos únicas maneras que, según confesó, podían apartarlo de los escenarios. Al final fue algo tan corriente como un cáncer lo que acabó con la vida de Jack Lemmon, uno de los últimos mitos de Hollywood. El actor, ganador de dos Oscar y definido por Billy Wilder como una mezcla entre Gary Cooper y Charles Chaplin, falleció en la madrugada del jueves en una clínica de Los Ángeles acompañado por su esposa Felicia y sus hijos.
28 jun 2001 . Actualizado a las 07:00 h.Con su muerte deja huérfano a Hollywood, que no encuentra reemplazo para uno de los actores que mejor supo conjugar el drama y la comedia. «Creo que estoy preparado para afrontar mi muerte. Lo que odio es la pérdida de mis amigos. Pero no pienso en ello, ni siquiera he hecho planes para cuando me llegue el momento. Mi mujer, Felicia, puede hacer lo que quiera conmigo y con mi dinero», declaró hace unos años este profesional que, gracias a su talento, hizo reír y llorar a tres generaciones porque, como auguró Columbia Pictures cuando le presentó al público en 1953, era un tipo que iba a gustar. Y la profecía se cumplió a rajatabla. «Es uno de los actores más grandes que ha dado la historia de este negocio», resumió su portavoz Warren Cowan al anunciar la muerte de esta estrella, que tenía 76 años. «Si hubiera que decir una palabra sobre él -añadió- sería que era una bellísima persona. Es una opinión compartida por todos los que le conocieron». El intérprete, nacido en Boston en el seno de una familia acomodada, nunca dejó lugar a dudas sobre cualquiera de las dos afirmaciones y en una industria tan competitiva como la de Hollywood, el nombre de Lemmon, ganador de dos Oscar y candidato en ocho ocasiones, siempre fue tratado con respeto. Pero no sólo en la meca del cine, sino también en televisión, donde inició su carrera, y en Brodway, la meca del teatro, donde seguía impartiendo su magisterio. Ironía Irónicamente uno de sus últimos papeles, sin que su nombre fuera citado en los títulos de crédito, fue el de un jugador de golf al borde de la muerte con el que Robert Redford comenzó su última película, La leyenda de Bagger Vance. Lemmon había estado ingresado recientemente, aunque el actor había preferido no dar importancia pública a la dolencia que le afectaba desde hace varios meses, un cáncer en la vesícula biliar, manteniendo un ritmo activo de trabajo. De momento, la familia no ha dado detalles sobre los planes para el entierro.