La casa donde residió la mayor parte de su vida la gran dama del fado portugués, Amalia Rodrigues, se ha convertido en un museo que acaba de entrar en funcionamiento. La vivienda de Amalia desde los años 50, situada en la calle Sao Bento número 193, de Lisboa, ha sido restaurada, pero su interior, de estilo barroco, se ha conservado tal y como lo dejó la cantante cuando falleció, el 6 de octubre de 1999. La Fundación Amalia informó que los visitantes del nuevo museo escucharán durante el recorrido los fados que hicieron famosa a «la voz de Portugal». Amalia Rodrigues comenzó a cantar de niña, mientras vendía limones con su hermana por los muelles del puerto lisboeta. Debutó como profesional a los 19 años en un local dedicado a la interpretación de fados, melodía entonces mal vista y considerada propia de la gente baja. Sin embargo, no tardó en conseguir sus primeros éxitos profesionales y posteriormente canciones como Coimbra, Lisboa antigua y Barco negro se hicieron famosas en todo el mundo.