El robo de veinte cuadros de gran valor en el domicilio de la empresaria Esther Koplowitz ha levantado numerosas reacciones en el mundo del arte. El director del Museo del Prado, Fernando Checa, indicó a Europa Press que la colección robada no tiene ninguna salida en el mercado, ya que los cuadros están perfectamente controlados. Checa dijo: «Estas obras no pueden salir fácilmente de España y no pueden ser vendidas ni dentro ni fuera de nuestro país, porque son obras absolutamente conocidas y célebres, que no tienen ninguna salida en el mercado». Por su parte, el director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Ramón González de Amezúa, no descartó que el robo se haya realizado para pedir un rescate por estas obras, ya que, en su opinión, son invendibles y están perfectamente identificados. Para González de Amezúa, una posible explicación a este robo sea para pedir un rescate o que haya sido «realizado por un coleccionista loco o un delincuente por encargo. Es una colección muy variopinta. No lo entiendo». En la misma línea se manifestó la directora de la feria de arte Arco, Rosina Gómez. El conservador jefe de Pintura Flamenca y Holandesa del Museo del Prado, Matías Díaz Padrón, consideró ayer que la protección de los cuadros de la casa de Esther Koplowitz ha sido «descuidada» y calificó de «burdo» el sistema de seguridad contratado para un domicilio con obras de «esta naturaleza».