El director navarro Montxo Armendáriz asegura que, durante las dos últimas décadas, la filmografía española ha experimentado un «salto cualitativo y sustancial» y celebra que esa mejora haya servido para librar a las producciones nacionales del calificativo peyorativo de «españoladas». Diecisiete años después de rodar su primera película, Tasio (1984), Armendáriz destacó que el cine español ha recuperado a los espectadores gracias a la sensible mejora de su calidad, a pesar de que es consciente de que «todavía queda mucho por hacer». Lamentó que los últimos estrenos españoles no hayan recaudado en taquilla lo que se esperaba e instó a la industria a consolidarse aprovechando el auge de la incorporación de las nuevas generaciones al público. Montxo Armendáriz, que clausuró en Béjar (Salamanca) la Semana de Cine Español, explicó que para la producción de su última película, Silencio roto, hipotecó todos sus ahorros, pertenencias y casi hasta su físico. Cuatro meses después del estreno confiesa que no ha realizado «el negocio del siglo», pero tampoco lo pretendía y se da por satisfecho porque no ha perdido dinero en una película con un presupuesto de 450 millones. Armendáriz reconoció que en Silencio roto deseaba tener su propia participación como productor para aumentar también el control sobre el resultado final de la película.