La autora sitúa la narración en la posguerra de la ciudad imaginaria, trasunto de Lugo Marta Rivera de la Cruz regresa al territorio literario que tiene mucho en común con su ciudad natal. Sobre la muralla y las calles de Lugo la escritora ha levantado Ribanova, un espacio en el que vuelve a situar su nueva novela, «Hotel Almirante». El hallazgo del cadáver de una bella mujer es el arranque de una historia de sagas familiares y de corte sensorial.
08 mar 2002 . Actualizado a las 06:00 h.Después de darla a conocer en su primera novela, Que veinte años no es nada , Marta Rivera de la Cruz (Lugo, 1971) regresa a su ciudad imaginaria, Ribanova, en las páginas de su nueva novela, Hotel Almirante (Espasa Calpe). La escritora y periodista, que presentó ayer su libro en Madrid, acompañada por el autor cubano Jesús Díaz, explicó que trabajar el material literario de Ribanova le da «mucha comodidad», al ser un territorio en el que es ella quien pone las reglas. Marta Rivera dice que Ribanova tiene en común con su ciudad natal muchas cosas: «La estructura social, la muralla, la catedral, el parque, son inamovibles. Pero Ribanova tiene entidad al margen de Lugo». Hotel Almirante comienza con el hallazgo del cadáver de una mujer hermosa. Pero aunque el arranque pudiera hacer pensar que se trata de una novela negra, su autora declina la etiqueta y prefiere hablar de un libro donde sentidos como el gusto y el olfato desempeñan un papel importante. «La cocina es fundamental en el desarrollo de la novela. Y luego, una de las protagonistas es ciega, por lo que su relación con el mundo es a través de otros sentidos». La historia se sitúa en una ciudad invernal donde la nieve lo cubre todo de blanco y contribuye a ese trastoque de los sentidos que se narra en Hotel Almirante. «Intenté neutralizar lo que no tuviera que ver con los sentidos menores», dice la autora.