Robert Redford protagoniza «La última fortaleza», un «thriller» ambientado en el ejército americano
30 may 2002 . Actualizado a las 07:00 h.La película La última fortaleza saltó a la palestra mediática previamente a su estreno debido al cartel original que tenía previsto y que finalmente fue substitudo. El original mostraba la bandera norteamericana al revés, lo cual para la legislación norteamericana es símbolo de traición a la patria. Sin embargo su diseño estaba plenamente justificado con la trama, la historia de un general que desobedece una orden del presidente y con ello provoca varios muertos entre sus soldados. Ingresará en una prisión militar dirigida por un implacable coronel. Sus métodos encontrarán la oposición del ex-general y acabarán provocando un motín que sacará a la luz no pocas irregularidades. Los dramáticos acontecimientos del 11-S obligaron a retrasar el estreno de la película y a replantear la campaña publicitaria, lo que incluyó el rediseño del cartel con la intención de aprovechar la ola patriótica que se extendía por el país. Aún así la película resultó un estrepitoso fracaso en Estados Unidos, ya que de sus 68 millones de euros de presupuesto sólo consiguió recaudar 21, y eso que la crítica reconoce el gran trabajo realizado por los dos antagonistas principales. De crítico a director Dirige la película el cineasta Rod Lurie, nacido en Israel e hijo del dibujante de cómics Ranan Lurie. Después de ejercer como crítico de cine en la radio, pasó a dirigir primero telefilmes y más tarde largometrajes, aunque ninguna de las obras que salieron de sus manos alcanzó especial relevancia comercial o crítica. Entre sus títulos se encuentran Deterrence y Candidata al poder. Para poder hacer este filme, los estudios sólo le pusieron una condición: «Consigue a Robert Redford y puedes dirigirla». Para ello, Lurie tuvo que volar a Londres, donde el actor rodaba Spy game. «Me dijeron que le llamara Bob o se largaría», confiesa Lurie, que consiguió entablar una relación con Redford hablándole efusivamente de Todos los hombres del presidente. Con eso y 11 millones de dólares consiguió a Redford y, con él, la película.