La feria de Fráncfort cerró ayer sus puertas al público tras una edición marcada por la crisis del sector editorial que se tradujo en una mayor timidez de los editores a la hora de cerrar grandes negocios. La mayoría de los editores españoles, por ejemplo, andan en plan de reducir el número de nuevos títulos y, según fuentes de la feria, en este año sólo se compraron los derechos de aquellos libros de los que los editores estaban convencidos. Una cosa que sorprendió a muchos fue que el sector editorial alemán, que hasta hace poco parecía embarcado en un proceso de crecimiento sin fin, hable de crisis, lo que llevó a que cerca de 300 editoriales locales declinaran venir a Fráncfort, en buena parte por razones financieras. El reconocimiento de la crisis que vive el sector ha estado acompañado también de críticas a algunas prácticas en el mundo editorial, como la proliferación de los nuevos títulos y los precios desmedidos que en algunos casos se siguen pagando en las subastas de derechos de algunos autores consagrados. No obstante, en la conferencia de prensa final, el director de la Feria, Volker Neumann, dijo hoy que se había dado «una señal de optimismo en momentos difíciles». Aunque la presencia de autores como Günter Grass, Daniel Goldhagen, Marcel Reich-Ranicki o Jonathan Franzen alegró un poco la feria, el certamen distó de parecerse a los años en que prácticamente cada día había algún acto con algún autor conocido mundialmente. Autores españoles En cuanto a autores españoles e hispanoamericanos, la mayoría de los que estuvieron no participaron en ningún acto sino que fueron invitados por sus editoriales españolas para que tuvieran contacto personal con sus editores en otras lenguas.