Recuperado de algún problemilla médico, Joaquín Sabina, que asegura que le «preocupa envejecer, la salud» y que no le «quieran las mujeres», vuelve y «con ganas de pelear, después de haber recibido algunas hostias», con Dímelo en la calle , catorce nuevos «poemas cantados» escritos con «más reposo que nunca». Sabina se encuentra «perfectamente», después del leve derrame cerebral que sufrió el pasado año, tal y como muestra en la portada de su nuevo álbum, en la que aparece vestido de boxeador, un tanto magullado, pero dispuesto a darlo todo. Como él mismo dijo: «He dejado de hacer muchas cosas, he estado ocho meses sin fumar, aunque he vuelto por los nervios de la promoción, y, en general, me maltrato mucho menos desde el derrame». Está a punto de terminar una gira por México y Puerto Rico, que se ha «tomado como una puesta a punto, eran unos flecos que quedaron de la anterior», y ya piensa en la que se embarcará con este álbum durante varios meses por España y América a partir de mayo. Este Dímelo en la calle , que en un principio «iba a ser una kalle con K, pero parecía más juvenil de lo que soy», son catorce canciones nuevas, en las que «hay mucho amor, un amor menos cínico y duro que antes, hay más piedad por el desamparado, hay mucho desamor, pero solidario y menos doloroso». Como los Beatles Pancho Varona y Antonio García de Diego se han vuelto a encargar de la producción: «Son mucho más que mis hermanos, creo que somos más grupo de lo que eran los Beatles, ellos se peleaban todo el tiempo y se aguantaban poco, nosotros llevamos más de quince años con un sólo parón, el disco de Fito ( Enemigos íntimos , 1998) y el de Alejo ( 19 días y 500 noches, 1999)».