Madrid reunió anoche a más de diez mil personas en un festival de música de Nunca Máis que estuvo cargado de indignación hacia la clase dirigente
27 dic 2002 . Actualizado a las 06:00 h.«Aquí está todo el mundo sin cobrar. Creo que es la primera vez que pasa eso en este país». Las palabras de Soledad, cantante de Presuntos Implicados, sonaron anoche en la plaza de toros La Cubierta de Leganés como el eco de un sentimiento de solidaridad que no ha parado de crecer desde aquel 13-N en el que los dioses se levantaron con el pie izquierdo. «Pero esto no se puede acabar aquí. El maldito chapapote durará años», añadió la cantante, mientras las pantallas proyectaban imágenes de las costas violentadas, como certificando su terrible aseveración. Sonaban los primeros acordes en el festival Nunca Máis y los espectadores tiraban con dardo desde el principio con las consignas que han hecho fortuna los últimos días, como «el del bigote, que limpie el chapapote». Era un adelanto de lo que vendría después, ya que la mayoría de los personajes que intervinieron entre grupo y grupo dedicaron palabras muy duras a los gobernantes. El más convincente y aplaudido de todos ellos fue, cómo no, El Gran Wyoming, grandioso maestro de ceremonias, que apareció en escena acompañado por el actor ourensano Sergio Pazos y clamó: «¡Hay que despertar de una vez y controlar la situación, ya sea por una mancha de petróleo o por la educación o un puesto de trabajo o una vivienda digna! ¡Hay que poner en su sitio a los empleados de la Administración, que se creen los reyes del mundo!». Sus arengas terminaron por enardecer a un público predispuesto para la camorra, que le respondió con cánticos de «¡Wyoming, presidente!». Éste repuso de modo hilarante: «No, porque si pierdo tendría que estar escuchando sus gilipolleces otros cuatro años». Quedaba claro que toda aquella gente estaba en Leganés para algo más que para escuchar música, aunque ésta se convirtió en un pretexto estupendo para reunir a más de diez mil personas que colaboraron, a razón de 12 euros por cabeza (incluidos organizadores, técnicos, músicos, periodistas y demás) con la causa. La respuesta de los artistas al SOS gallego fue espectacular desde el comienzo: 140 grupos de pop y rock (ninguno de ellos del lujoso orbe O.T.). Y fue un festival que, aunque tenía lugar a 550 kilómetros de tierras gallegas, habló el idioma rosaliano de principio a fin. Así lo hizo constar el cantante de Tui Víctor Coyote, que resumió con certeza galaica el hartazgo social que ha generado esta situación: «Ni galletitas de fuel, ni manchitas de chapapote ni como carallo se les llame. ¡Nunca máis!». Aroma gallego desprendía en un descanso Miña terra galega , el himno de Siniestro Total, o los mejillones Galicia calidade que se despachaban en el cátering de artistas... Y a todo esto, por el escenario iban exhibiendo su enérgica disposición Presuntos Implicados, Álex Ubago, Amaral, Dover, Rosendo, Los Suaves y Sôber. La lección de la sociedad civil a la clase dirigente tronó en miles de palmas que apoyaron a las víctimas. Tal vez alguna de tantas ovaciones se escuchó, como un leve susurro de optimismo, en las rocas ennegrecidas de la costa.