En su nuevo libro el escritor indaga en las liberaciones personales y colectivas «Los problemas que afrontamos ahora son prácticamente los mismos que hace dos milenios»
14 feb 2003 . Actualizado a las 06:00 h.Una guerra distante, cualquiera de las libradas por el género humano en los dos últimos milenios pero con claves del siglo XX, es el telón de fondo de Liberación (Alfagura), la última novela de Luis Goytisolo (Barcelona 1935). Casi todos sus protagonista son gentes de hoy acuciadas por liberase. Personajes que como el emperador Marco Aurelio, evocado en un episodio de la narración, se debaten entre averiguar quiénes son o aceptar ser definidos por el reflejo que les devuelven los demás, más preocupados «por ser vistos que por ser». «Es una novela antisupensese», advierte el escritor y académico, que persiste en su empeño de no acomodarse a ningún patrón narrativo y que en tiempos de banalidad apuesta por la introspección. Goytisolo dice sentirse «muy satisfecho» de esta novela, conectada con su «intergenérica» novela anterior, Diario de 360° , que ha fluido con más facilidad y que tuvo pergeñada en seis meses. La juzga su autor «muy lograda en relación al propósito, muy ambicioso», pero destaca como «se lee con facilidad, porque la complejidad y la riqueza de una obra no deben estar reñidas con la fluidez». Con la introspección como herramienta, el escritor «aborda la liberación de los sujetos tanto dentro de la sociedad como frente a un enemigo exterior y frente a sí mismos». Explica que «el caso paradigmático está en un relato central, protagonizado por Marco Aurelio, en el que se dan los tres casos de liberación». Así, «hay una alusión a la sucesión por el poder en Roma, que da lugar a guerras civiles; se plantea luego la liberación frente a la presión de los bárbaros, en este caso en el Danubio, donde el emperador murió y escribió sus pensamientos, y su liberación interior». Explica Goytisolo que «descubrirá la vida, comprenderá que siendo emperador no había vivido y descubrirá quién es. Colgará su oficio de emperador hasta que la realidad le obliga a retomarlo». El resto de los personajes de la novela se verán enfrentados a la misma triple liberación: «con mayor o menor necesidad, todos tratan de saber quienes son; viven ignorándolo e intentando adaptarse lo más posible a la idea que los otros tienen de ellos». Ahí está el quid de la cuestión: «si no sabemos quienes somos, acabaremos siendo lo que los demás quieren que seamos». La vía para averiguarlo es la introspección, algo que escasea en unos tiempos «en que gentes que ignoran quiénes son, se empeñan en explicar en televisión quienes y cómo son. Es como si intentaran ser vistos de una manera. Más que ser, lo que interesa es ser visto», resume el autor de Antagonia y premio Nacional de Literatura . Una cuestión eterna tan candente hace dos milenios como ahora. «Las voces se superponen en un picado de 2.000 años y el lector verá que lo problemas que afrontamos ahora son prácticamente los mismos que hace dos milenios», sostiene.