Joaquín Oristrell vuelve a ocuparse de los actores, pero en esta ocasión no les rinde un homenaje como hizo en su anterior filme, Sin vergüenza , porque los intérpretes que protagonizan el que es su cuarto filme, Los abajo firmantes no son «héroes; algunos incluso son miserables», advierte. La reacción pacifista que, desde la gala de los Goya, saltó del escenario a la calle y convirtió a los actores en los primeros en rebelarse contra la guerra es ahora llevada al cine por el director y guionista catalán en un filme cuyo guión van construyendo día a día el cineasta y los protagonistas.«No hablamos del lado más glamuroso de la profesión, porque la película gira en torno a una compañía de teatro de medio pelo que hace bolos por toda España y se aloja en hoteles para los que no hay palabras. En definitiva, que representan a la mayoría de los actores», apunta Oristrell, que cataloga su nueva producción de «experimental».Y no sólo porque su presupuesto es «bajísimo», su tiempo de rodaje muy corto -tres semanas y media- y porque el elenco técnico sólo cobra el 50% de su salario, sino porque en Los abajo firmantes sale el tema de la guerra, la posición de los actores con este conflicto y la polémica gala de los últimos Goya. «La idea inicial era hacer un filme de pequeño presupuesto con el Centro de Nuevos Creadores de Cristina Rota partiendo de La comedia sin título , la última obra que escribió Lorca antes de estallar la Guerra Civil, para así hablar de si el teatro debe meterse en la vida o no. Pero se cruzó la guerra de Irak y decidimos ahondar sobre si los actores deben o no tomar partido», afirma.