Rosa Regàs: «Digan lo que digan, un editor es un empresario»

Camilo Franco VIGO

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La autora de «Azul» participa en el ciclo «Un mar de literatura» La escritora dice que las letras españolas han obviado el mar porque es periférico

16 oct 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

A Rosa Regàs la vocación literaria le llegó pronto, pero el momento de sentarse a escribir le tardó años. Es por eso que se dice tantas veces que es escritora tardía. Hoy estará en Vigo, acompañada de Alfredo Bryce Echenique, para particiar en la última de las conferencias sobre Un mar de literatura , organizadas por el Museo do Mar. Para Rosa Regàs hay una gran diferencia entre las personas que viven al lado del mar y las que viven en el interior. «La gente que vive al pie del mar lo tiene como referencia, no necesita citarlo constantemente, está implícito, lo tenemos siempre como referencia y paisaje. Cuando no lo tenemos entonces pensamos que detrás de la siguiente loma está el mar». Para la autora de La canción de Dorotea , «una persona del interior no puede entender esta relación con el mar, o puede entenderla si ha vivido en el mar». Justo por esta relación especial cree Regàs que «no es necesario que alguien que vive al pie del mar escriba una novela como Conrad». En sentido similar, la escritora considera que la literatura española no ha prestado atención al mar, pero no tanto por sus intenciones literarias como por su carácter centralista: «El problema de la literatura española es que ha sido muy centralista y nunca ha tenido en cuenta lo periférico». Regàs advierte que «el mar es la gran periferia de España y por eso no se le ha prestado atención literaria, porque nunca se han tenido en cuenta las cosas que no están en el centro y el centro español no tiene mar». Para la autora de Azul , el mar ha marcado definitivamente toda su obra como ha marcado su vida. «No puedo concebir la historia de mi país, de mi ciudad, de mi familia sin tener en cuenta el mar, es determinante y es como un paisaje que me envuelve y que me marca». Su experiencie de estos últimos años en Madrid confirma la hipótesis. «No digo que sean años mejores o peores, pero son radicalmente distintos. Vivir en el interior es otra vida». Más vale tarde Cierto día Rosa Règas decidió cruzar la barrera. La barrera es pasar de editora a escritora, que son empleos que se conjugan de forma diferente: «Siempre quise escribir pero a los veinte años piensas que queda tiempo para todo y me fui metiendo en cosas que me absorvían, que se llevaban la imaginación y la fuerza». Relata la escritora catalana las paradojas. «Comencé a trabajar con Carlos Barral y luego monté mi propia editorial, pero un día empecé a preguntarme qué estaba haciendo, porque estaba trabajando para una empresa (digan lo que digan una editorial es una empresa), y las empresas no se han hecho para mí». Lo siguiente fue recuperar sus ansias de escribir. «Pensé que un día me moriré y habré plantado muchos árboles y habré tenido muchos hijos, pero no habré escrito ningún libro y ahí fue donde comencé a romper algunas ataduras que me quitaban tiempo». La escritora cree, en parte, en las teorías que aseguran que la literatura es mejor cuanto más mayor es quien escribe. «Hay de todo, aunque es cierto que con la edad se va asentando el lenguaje y se tiene más experiencia». Pero hay salvedades: «Siempre pongo de ejemplo a Raymond Radiguet, que escribió muy bien y muy joven». Regàs apunta que «para la literatura son necesarias facultades diversas, algunas se tienen más cuando se es joven, y otras cuando se es mayor, siempre depende de la combinación de las mismas conseguir un resultado, pero no es sólo un problema de la edad».