
«Nobody's perfect» demuestra que recurrió al humor para defenderse del horror El director de «El apartamento» se confesó antes de morir con su amiga Charlotte Chandler.
02 nov 2003 . Actualizado a las 06:00 h.A estas alturas y sobre todo después de los dos documentados libros de conversaciones con el maestro que escribieron Helmut Karasek y Cameron Crowe, podría parecer que ya todo estaba dicho sobre Billy Wilder. Pero no. Recientemente apareció en Estados Unidos otra publicación que arroja nuevos e interesantes datos acerca de la vida y obra del realizador a quien Fernando Trueba comparó con Dios. Pocos meses antes de morir, Wilder recibió en su casa a su amiga, la escritora Charlotte Chandler, con la que mantuvo un diálogo que fue a la vez evocación sobre los recuerdos pasados del director y una puesta al día sobre algunos de sus últimos juicios entorno al cine. El resultado de aquellos encuentros tiene ahora forma de libro, Nobody¿s perfect , de la editorial norteamericana Simon and Schuster. hace referencia a una de las líneas de diálogo más célebres de la historia del cine, el «nadie es perfecto» con el que termina Con faldas y a lo loco . Wilder creía firmemente que «entre los seres perfectos no existe el drama o la comedia» , los dos géneros en los que brilló desde que aterrizó en Hollywood escapando del horror nazi. Entretener ante todo Bajo su máscara de hombre cínico, el libro revela a un romántico incurable, heredero de la tradición más culta y doliente del humor hebreo, que se impuso casi como un deber contribuir a entretener a la gente. «Después de haber perdido a mi madre, familia y amigos en Auschwitz, soy feliz de haber tenido la oportunidad de divertir a alguien», afirma. Pero su importante colección de arte, en la que llegó a atesorar obras de Schiele, Kokoscka o Klimt, mostraba un deseo implícito por querer recuperar parte del tiempo perdido, de recobrar la memoria. De hecho, quizá como una manera de saldar cuentas con su pasado, Wilder quiso rodar La lista de Schindler («aunque nunca no lo hubiera hecho tan bien como Spielberg»). La opulencia y las oportunidades que ofrecía el nuevo mundo le sedujeron desde el primer momento. En lugar de tener que buscar trabajo por su cuenta, su amigo Joe May le ofreció 150 dólares a la semana por escribir guiones en Hollywood. Aprendió el oficio de la mejor manera posible, al lado de Lubistch, y después de lograr que Greta Garbo riese por primera vez en la pantalla ( Ninotchka ), se convirtió en director sólo «para evitar que mis guiones fueran masacrados». Para su propios filmes rescató a celebridades del pasado, como la Gloria Swanson de El crepúsculo de los dioses , y contribuyó a forjar nuevos talentos, que quizá, sin su apoyo, hubiesen pasado desapercibidos: Jack Lemmon nunca habría sido el mismo sin El apartamento y William Holden no se hubiese convertido en una estrella si no hubiese compartido la pantalla con la Swanson en la película de Wilder. Sin embargo, a pesar de haberlo intentado en varias ocasiones, nunca pudo trabajar con Cary Grant, su actor preferido: «Lo sentí sobre todo en Arianne , donde tuve que sustituirlo con Gary Cooper, sin darme cuenta que este último había comenzado a rodar el filme la semana en la que se había hecho viejo». Con Marilyn Monroe tuvo una relación especial, de amor-odio, aunque la recordaba con cariño. «Sus dos matrimonios fracasaron porque Joe Di Maggio descubrió que era Marilyn Monroe y Arthur Miller que no lo era», sostiene. Y se atribuye alguna responsabilidad en su muerte: «Si hubiese aceptado hacer Irma la dulce probablemente estaría viva», para luego añadir con su causticidad acostumbrada, «pero seguramente habría muerto yo en el plató». La opción Mae Sobre El crepúsculo de los dioses , cuenta que su primera opción para el personaje que finalmente interpretó Gloria Swanson había sido Mae West. Pero la neumática actriz rechazó la propuesta del director con la siguiente justificación: «Bill (William) Holden jamás me abandonaría: después de pasar una noche conmigo ni siquiera sería capaz de levantarse de la cama para ir hasta la piscina».