El escritor Truman Capote concibió los brillantes diálogos de Humphrey Bogart y compañía Este filme clásico se ofrece a los lectores por un euro más el precio del periódico
01 jun 2004 . Actualizado a las 07:00 h.El proceso creativo de Beat the devil ilustra quizá mejor que cualquier otro filme los particulares métodos de trabajo de John Huston, un director que siempre se las ingenió para hacer lo que le daba gana, al margen de las imposiciones de los estudios, y hacerlo bien, con resultados artísticos sorprendentes. Después de haber colaborado varias veces, la primera en El halcón maltés , Huston volvía a tener bajo sus órdenes a Humphrey Bogart, que incluso arriesgó dinero propio en la producción. Cuando la cinta resultó un fracaso en taquilla, el más bien tacaño Boggie se lamentó. El tiempo demostraría que sus autores no se habían equivocado: adelantada a su tiempo, la película acabó convirtiéndose en una singular obra de culto venerada por la crítica, una irresistible combinación de humor inteligente y soberbias actuaciones. surgió en los despachos como una seria crítica a las ansias colonialistas del mundo occidental, basada en la novela del escritor de izquierdas Claud Cockburn. En manos de Huston, fue otra cosa. Descontento con el primer tratamiento argumental, el director llamó a Truman Capote, de 28 años, para que se desplazara a Italia, donde se rodó. Huston, que se había hecho director porque no soportaba ver cómo masacraban sus guiones, Capote y Bogart se pasaban las noches vaciando de licor los bares de la zona. Por la mañana había que retrasar el inicio del rodaje hasta que todos estuvieran sobrios y el escritor hubiese terminado los diálogos del día. La historia, reconvertida en comedia, fue cobrando nuevo impulso a medida que se iba filmando en una suerte de work-in-progress , de imprevisibles pero magníficos resultados. Un matrimonio en apuros (Bogart y Gina Lollobrigida) se encuentra en una ciudad italiana con un grupo de desesperados a la espera de un barco que los lleve hasta África. En Kenia esperan encontrar el uranio que los haga ricos. Mientras aguardan, entablarán relación con otra extraña pareja (Edward Underdown y Jennifer Jones) que alberga idénticas intenciones. El argumento era lo de menos, lo importante para Capote y Huston era construir un divertimento ágil y entretenido, en el cual brillase el talento del primero para las frases ingeniosas. A partir de un reparto cuajado de secundarios importantes (Peter Lorre, Robert Morley, Marco Tulli, ...), se trataba de dotar de vida propia a una galería de excéntricos personajes que son la sal de la cinta. Bogart, en una de sus mejores intervenciones, parodia a sus personajes pasados; Jennifer Jones nunca estuvo más simpática.