?l título del nuevo álbum de The Cure es muy indicativo de su contenido. Se llama The Cure . Igual que el grupo. Y es que, según su cantante Robert Smith, «al que no le guste este disco, entonces es que no le gusta la banda. Las afirmaciones tan taxativas siempre tienen algo de verdad y algo de exageración, aunque es cierto que las doce canciones que integran el nuevo álbum de los británicos ofrecen muchas de las caras artísticas que The Cure ha mostrado desde su debú en 1979. Cuando uno escucha los dos primeros temas puede llegar a asustarse. Oscuridad post-punk, letras atormentadas («No puedo encontrarme a mí mismo», canta Smith en Lost , el corte que abre el álbum) y títulos como Labyrinth , el segundo tema, forman un cóctel muy distinto al que uno puede disfrutar en melodías clásicas de The Cure como Just Like Heaven o In Between Days . La participación en las labores de producción de Ross Robinson parece haber sido definitiva en la creación de esos tenebrosos ambientes. No en vano Robinson ha trabajado con especialistas en sonidos duros como Korn y Slipknot. Llega la alegría Sin embargo, los primeros acordes del tercer tema, Before Three , barren los nubarrones y dejan salir el sol. «El día más feliz de mi vida / en un mar dorado cerca de ti», explica Smith a lomos de una melodía que transporta al oyente a los momentos más luminosos de la larga historia de la banda. El mismo tono transparente utiliza el combo en Truth Goodness and Beauty o en (I Don't Know What's Going) On . El resultado del conjunto es que The Cure han editado su mejor obra desde Disintegration en 1989. Unos discretos 90 No fueron los noventa una buena época para el grupo. La edición de un trío de discos tan discretos como Wish (1992), Wild Mood Swings (1996) y Bloodflowers (2000) parecían augurar lo que un par de años más tarde sucedió: la disolución de la banda. Sin embargo, cuando los británicos ya parecían historia del pop, han vuelto por la puerta grande. La prueba del algodón la pasarán el próximo mes de julio durante el macrofestival musical que el Xacobeo ha programado en Santiago. El público gallego pudo apreciar la solidez de la banda en agosto de 1998, cuando actuaron en la playa de Riazor. Sin embargo, Robert Smith y compañía parecen ahora mucho más motivados con un disco que el cantante ha calificado de esta forma: «El mejor que hemos hecho jamás. Así es como siempre imaginé que sería hacer discos». Actitud y ganas no le faltan.