
El director argentino ha vuelto a contar con Botto y Sacristán, dos de sus actores fetiche La crítica la ha recibido como la mejor película vista hasta el momento en San Sebastián.
19 sep 2004 . Actualizado a las 07:00 h.El amor de una madre por su hijo es el tema central de Roma , coproducción hispano argentina dirigida por Adolfo Aristarain que ayer fue el plato fuerte del Festival de Cine de San Sebastián. Aristarain ha situado su película entre Argentina y España, como ya había hecho con Martín (Hache) y Lugares comunes, sus dos trabajos anteriores, ambos premiados en San Sebastián. La cinta constituye sobre todo un homenaje a la figura materna. Protagonizada por algunos de sus actores habituales, como Juan Diego Botto, José Sacristán y Susu Pecoraro (actriz argentina que es la más firme candidata, por el momento, al premio de interpretación femenino), Roma es también una película situada entre dos épocas: los años 50 y 60 en Buenos Aires y la actual en un pueblo de Madrid. Una historia humana La irrupción del corrector y aspirante a periodista Manuel Cueto (personaje interpretado por Juan Diego Botto) en la vida del escritor Joaquín Góñez (al que da vida José Sacristán), a instancias de la editorial para la que Joaquín está escribiendo su último libro, una autobiografía, provocará un desasosiego en la solitaria vida del escritor, aislado del mundo y huidizo de sus propios recuerdos. Acostumbrado a la soledad de los últimos años, el encuentro con el joven le despertará emociones olvidadas que lo transportarán a las décadas de los 50 y 60, los años de su infancia feliz y adolescencia vividos en Buenos Aires (personaje al que también da vida en esta época Juan Diego Botto) y la íntima relación que guardó con sus padres y, en especial, con su madre, Roma (Susu Pecoraro), una mujer inteligente, fuerte, comprensiva y comprometida con los ideales de juventud de su hijo que lo llevarán a reflexionar sobre la influencia de la confianza que su madre depositó en él en su juventud. Se trata de la mejor película que ha pasado por la competición del festival en los primeros días, una historia que busca emocionar al espectador, pero algo descompensada por sus largas dos horas y media. Aristarain es un viejo conocido de Zinemaldia, muestra que le ha reconocido con la Concha de Oro a la mejor película por Un lugar en el mundo y la Concha de Plata al mejor guionista por Lugares comunes , sin olvidar los premios que han conseguido algunos de sus actores por esta última película y también Martín (Hache) . «Estoy concursando, pero no sé si es la edad o la costumbre, estoy comodísimo y sin tensiones en este festival», asegura el cineasta. «Es una historia muy compleja porque pasan muchas cosas y salen muchos personajes. Y eso que la esencia es muy primitiva, ancestral y conocida: el amor de una madre por su hijo», apunta Aristarain.