El libro fue escrito en 1904, en la misma época en que el autor publicó las «Sonatas» La novela se entregará al precio de 1,5 euros más el coste habitual del periódico
02 nov 2004 . Actualizado a las 06:00 h.? estas alturas de la película, Ramón María del Valle-Inclán es tanto o más un mito que un escritor. Esto quiere decir, que es un individuo al que todo el mundo conoce de nombre, pero que no siempre es leído tal y como su fama merece. Pasa, quizás, por la extensión de su obra, por la novela interminable que escribió a lo largo de su vida y que lo tuvo a él como principal personaje y pasa, especialmente, porque su obra teatral va dominando en fama y trascendencia a su obra narrativa. Y, sin embargo, Valle-Inclán podría ser estudiado sólo como narrador, como un narrador vigoroso, original y sobre todo, lejos de cierto carácter folclorista que se la ha ido pegando como las capas de barniz se pegan a las puertas de castaño. Con Flor de Santidad se da esta interpretación. La misma clasificación que el bachillerato dio sobre la «ambientación gallega» de estas y otras obras es la que indica las pocas ganas de profundizar en un libro que es cualquier cosa menos folclórico y que, si sirve para estudiar a los individuos en su circunstancia, es porque lo importante son los individuos. No sería muy justo decir que Arthur Miller folcloriza la sociedad norteamericana contemporánea. Tampoco resta la calificación la intención del autor de completar el retrato, detallar la descripción y de ser preciso a la hora de explicar, orteguianamente acaso, la circunstancia que rodea a sus personajes. En esto, como en el tratamiento de los personajes, su proceder guarda mucha relación con el teatro. Aún con las diferencias de género, con las elipsis que precisa el teatro para contar, se da en Valle la capacidad de viajar al centro del problema, de llegar al conflicto casi como quien desciende por una espiral en la que se va deshojando los motivos de la tragedia. Es en este sentido en el la interpretación de la obra de Valle-Inclán ha ido entrando progresivamente en el terreno de la modernidad.