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Los niños de «El muro» se rebelan

Kate Holton LONDRES

TELEVISIÓN

Crónica | Batalla por los derechos autor Ex alumnos de una escuela de Londres que prestaron sus voces infantiles a los coros de la canción de Pink Floyd en 1979 reclaman el importe de su colaboración

27 nov 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

Un grupo de ex alumnos de una escuela pública de Londres que cantaron en el clásico Another Brick In The Wall, de Pink Floyd, en 1979 han presentado una demanda por no haber cobrado durante todos estos años los derechos de autor que les corresponden. Veintitrés adolescentes de la Islington Green School grabaron los célebres coros que convirtieron en un himno aquello de «we don't need no education» (no necesitamos ninguna educación). Tras oír la canción, la directora del centro educativo prohibió a los alumnos aparecer en televisión o grabar algún vídeo, por lo que no ha quedado pruebas de su participación, lo que hace más difícil reclamar de los derechos de autor. El álbum The Wall , que contenía la canción, vendió más de 12 millones de copias y el tema se convirtió en número uno de las listas de éxitos de Gran Bretaña y Estados Unidos. El experto en derechos de autor Peter Rowan explica que ha presentado la reclamación a una sociedad que se encarga de derechos de autor musicales en representación de uno de los alumnos, y que está tratando de establecer contacto con otros miembros de su clase. «Se les debe su dinero y hemos presentado la primera reclamación la semana pasada -dijo Rowan-. He estado trabajando en esto durante casi dos años». El maestro de música Alun Renshaw llevó a un grupo de alumnos a un estudio de grabación cercano a la escuela sin el permiso de la directora, después de que un allegado a la banda de rock se lo propusiera. Posteriormente, la letra de la canción (un claro alegato contra la educación formal y estricta de las escuelas) fue descrita por autoridades educativas de Londres como escandalosa. La escuela recibió un pago simbólico de mil libras esterlinas y un disco de platino por la canción, pero los alumnos involucrados nunca recibieron un pago por su participación. Rowan dijo que el dinero debería provenir de una sociedad de derechos musicales, y no de Pink Floyd. Calcula que a los 23 alumnos les corresponderían unas doscientas libras -casi trescientos euros- a cada uno. La demanda fue inicialmente dificultosa por falta de pruebas, pero Renshaw señaló que la directora del colegio de entonces, Margaret Maden, se ha prestado a colaborar.