
Jamie Foxx es candidato al premio al mejor actor de reparto por «Collateral» y mejor intérprete masculino por «Ray», que hoy se estrena en España
27 ene 2005 . Actualizado a las 06:00 h.Sorprendió al mundo conduciendo el taxi de Tom Cruise en Collateral , y cuando el público todavía no se ha repuesto de su brillante interpretación, Jaime Foxx regresa a la gran pantalla convertido en el mítico músico norteamericano Ray Charles. Dos excepcionales trabajos que le han valido sendas nominaciones a los Oscar, en el primer caso como mejor actor de reparto y, en el segundo, como mejor intérprete masculino, todo un logro para alguien que hace apenas dos años sólo era una promesa en el mundo de la interpretación. -Ray Charles vivía cuando usted empezó a trabajar esta película. ¿Cómo recuerda su primer encuentro con este mito de la música? -Nos sentamos a tocar el piano. Yo lo hago desde que tenía cinco años y él me preguntó si podía tocar un blues. Le dije que sí y empezamos a improvisar. Él empezó a tocar algo de Theolonius Monk y yo decidí seguirle, aunque di a un par de notas falsas y me dijo (imitando la voz de Charles) «¿Por qué demonios hiciste eso?». Era un perfeccionista. -Seguro que hubo algún pasaje en su vida que él hubiera querido contar y que no aparece en la película. -Hubo ciertas cosas de su vida que no quería tocar y jamás me contó. Le podía preguntar sobre sus mujeres, que según él no fueron tantas. En su época no había discos que comprar, nada grabado como hay hoy en día. Él entretenía a su audiencia, él era el show, la gente se lo solía llevar a las habitaciones de sus hoteles después de sus actuaciones para que siguiera tocando, era una persona accesible y en aquella época era fácil seguir la música y hacerlo frente a tus propios ojos. Ray me contó que en aquellas habitaciones de hotel las mujeres disfrutaban la música y todo empezaba ahí. Era un hombre dulce. -¿Cómo recibe la nominación al Oscar al mejor intérprete por «Ray»? -Le doy la bienvenida y la recibo con mucho entusiasmo. Al principio nadie quería hacer la película porque no había ningún distribuidor dispuesto a correr riesgos. Al final Ron Mayer, que es un gran fan de Ray Charles, la compró. Esta nominación al Oscar me abre muchas puertas y pienso que me mantiene en la dirección adecuada en mi carrera profesional. -¿Es difícil para un actor de color protagonizar una película? -Sí lo es y quiero conseguir el éxito en esta profesión, pero no a costa de todo. Siempre puedo volver a la carretera y hacer un show de comedia en algún club. En realidad soy un cómico y cuando empecé en esto quería ser como Lionel Richie con el pelo largo y gafas, y no como Ray Charles (risas). -También ha conseguido una nominación a mejor actor de reparto por «Collateral». ¿Cuáles son las principales diferencias entre ambos trabajos desde el punto de vista de la interpretación? -En Collateral éramos más como los tres mosqueteros: Michael Mann, el director; Tom Cruise, y yo tratando de hacer que todo sucediera en el taxi. El trabajo en Ray se basó en la preparación, en aprender su música, entender las drogas, perder peso, hablar con la banda. Hubo días que tuve que invertir muchas horas de preparación, pero aprendí mucho de Tom Cruise y de Will Smith. Will solía pasar dieciséis horas preparándose para Ali y en ese tiempo yo le decía que eso no era saludable, nadie puede trabajar tanto para una película. Le dije que tenía que quejarse al director incluso si le echaban de la película y Will me respondió: «Escúchame, mi padre solía trabajar muchas más horas arreglando neveras, era un trabajo duro, y ahora mira lo que estoy haciendo, tengo el cuarto lleno de botellas de Evian y me van a dar un masaje cuando termine esta escena, así que no es nada». Lo utilicé como gran consejo para interpretar a Ray Charles. -¿Cómo fue el rodaje de «Ray»? -Tuve que aprender y memorizar 96 temas musicales. Cuando todo el mundo paraba para comer, yo le gritaba a alguien que me trajera un sandwich, porque no podía ver con las prótesis de los ojos. Pero practicar en el piano era lo peor, me obligaba a levantarme a las cinco de la mañana para aprender a cantar y sincronizar los movimientos de los labios. -¿Prótesis en los ojos? -Sí, un proceso que requería tres horas diarias en la sala de maquillaje. Dependía de cómo fuera el rodaje de cada jornada pero mi día empezaba a las seis de la mañana y terminaba a las nueve de la noche sin poder ver, lo que me hizo desarrollar muchísimo el sentido del oído. -¿Para usted, cuál es el legado de Ray Charles? -Sobre todo un legado de coraje, siendo negro en los años cincuenta, cuando se mataba a gente de color en América sin ninguna razón, especialmente en el Sur. Ir a Georgia, donde luchó contra la segregación, y tocar en el Playboy Jazz Festival fue un gran triunfo. -¿Ha sufrido el racismo en Texas, donde usted creció? -Claro que sí, cada día. Me llamaban negro despectivamente cuando era niño. Como músico de jazz, iba a tocar a fiestas al otro lado de la ciudad entre 1983 y 1985 y solía jugar al tenis en el Country Club, pero no en las pistas principales, reservadas para los blancos. Me di cuenta después de que eso no era algo normal y claro que todavía existe racismo. Incluso en Los Ángeles.