
El actor catalán se ha hecho famoso gracias a sus personajes en «Buenafuente»
07 jul 2005 . Actualizado a las 07:00 h.El nombre de Eduard Soto probablemente no dice demasiado, pero si lo unimos al Neng de Castefa, estamos hablando de uno de los personajes más populares de la televisión. Este actor de 27 años se ha convertido en la estrella del programa Buenafuente . Eduard ha dejado a un lado al pastillero adicto al tunning para poner voz a un personaje de la película Los Dalton contra Lucky Luke. -¿Cómo ha cambiado su vida desde que es famoso? -Intento llevar todo lo que me está pasando con normalidad, engañándome y diciéndome que no es para tanto, pero oigo la palabra Neng más que en toda mi vida. -¿Qué le dice la gente por la calle? -El público piensa que eres tan enérgico como tu personaje y que tienes que estar siempre así. Me piden continuamente que imite al Neng y paso más tiempo intentando explicar por qué no quiero hacerlo que haciéndolo. -¿Qué tiene en común con el Neng? -Solamente el pendiente. Realmente no nos parecemos en nada. Él es un personaje inventado. Ni me gusta la música disco, ni soy nada fiestero. Además, considero que nuestro cuerpo tiene sustancias de sobra para hacerte flipar sin necesidad de las drogas. -Este personaje, ¿es una parodia o un elogio a los pastilleros? -Ni una cosa ni otra, es simplemente un juego. Te dan información sobre un personaje que quieren que hagas y tú lo interpretas a tu manera. -¿Tiene miedo de que el personaje se coma a la persona? -No, porque no te encasillan, sino que te encasillas tú solo si te apalancas. Tengo muchas inquetudes e intento sacar tiempo de donde no lo hay para dedicarme a otros proyectos, como el doblaje de Los Dalton. -¿Qué tal ha sido la experiencia? -Nunca había hecho algo así y me he divertido mucho. He doblado con José Corbacho, que pone la voz al hermano mayor, lo que ha dado mucho juego. -¿Qué cree que es lo más importante para hacer reír a los demás? -Lo más importante es tener dentro de ti el temporizador del humor, saber dónde hay que meter las gracias, algo que es pura matemática.