Antoni Clavé, uno de los más destacados creadores españoles de la segunda mitad del siglo XX junto a Antoni Tàpies, falleció el lunes en la localidad francesa de Saint-Tropez, donde había fijado su residencia hacía décadas. La muerte del artista catalán, que contaba 92 años, se debió a una insuficiencia respiratoria, según confirmaron fuentes de su entorno. Clavé fue uno de los últimos grandes de su oficio, en el que transitó por diversas tendencias, -del expresionismo, al cubismo para recalar en la abstracción- en las que este pintor, escultor y grabador estableció su magisterio desde los años sesenta. Tenido por una de las figuras más relevantes del arte contemporáneo, Antoni Clavé había nacido en Barcelona el cinco de abril de 1913. Pintor desde la adolescencia, antes del estallido de la guerra civil realizó una obra de carácter diverso, desde pinturas murales a la decoración y la ornamentación de cines, el diseño publicitario y la ilustración de revistas infantiles. Al término de la contienda, tomó el camino de Francia donde se estableció de forma permanente. Sus primeras estancias parisinas supusieron la apertura de nuevos horizontes plásticos y el salto de la ilustración, que aún practicaba entonces, a una pintura mucho más ambiciosa. En la capital francesa frecuentó a Picasso, realizó escenografías y expuso en la mejores galerías junto a Bosch, Grau Sala y Martí Bas, tomando parte de lo que se denominaría escuela de París . Su pintura evolucionó desde unos inicios caracterizados por un cromatismo de inspiración picassiana. Tras obtener en 1948 en Nueva York el premio Hallmark, su obra se abrió paso en el circuito internacional, aunque fue más valorada fuera que en España.