El lleno de Raquel del Rosario en Ordes se quedó en un sueño

La Voz A. F. | SANTIAGO

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SANDRA ALONSO

Crónica | Tan sólo unas doscientas personas asistieron al concierto de El Sueño de Morfeo

28 may 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

?uenta Homero que Morfeo, hijo de Hipnos (el Sueño) y Nix (la Noche), inducía los sueños de quienes dormían. Tal vez de tales armas de diosa, que no de mujer, pudo haberse valido la guapa, y a saber si divina, Raquel del Rosario, cantante de El Sueño de Morfeo, para hacer caer en brazos de Cupido a Fernando Alonso, consumidor de kilómetros, pero parco en amores, quien ya nunca volverá con Rebeca, la hija del encargado del bar del circuito de Asturias donde inició su carrera. Se pensaba la noche del sábado en Ordes que la relación de estas dos criaturas, tocadas quizás por la diosa fortuna, añadía atractivos al concierto en la discoteca LP-45, y que el nuevo rol de Raquel induciría a una presencia masiva. Pero el lleno en la sala forjadora de la mítica movida nocturna ordense se quedó en sueño. Poco antes un estruendo de motores atronaba en el centro de este pueblo otrora basado en la economía de las frisonas y las pensiones, hoy parque temático de la movida del saturday night fever . El tal estruendo, cual cencerrada anunciando boda, era simple ritual de la mentada movida, y a El Sueño de Morfeo apenas le esperaban doscientas personas en LP-45. Mientras, Raquel no quiso vérselas con la prensa, bien porque aprendió de Morfeo, fulminado por Zeus por revelar secretos a los mortales, o de la anterior novia que, dicen las crónicas, iba por ahí largando. La cantante era todo felicidad posando con sus fans, reprimiendo la risa porque, dijo, «yo soy muy seria», luciendo como su novio, cual fetiches, coturnos de fórmula 1 y una camiseta de marca Guru . Fuera todo parecía tan antiguo como el Sueño: Oscuridad y Caos, sus ancestros, miles de máquinas sobre ruedas, mucho de la morfina de estos tiempos, y un algo como de muerte, Tánatos, su hermanastro.