Los secretos del pasado sacuden el presente. Así ha ocurrido con el escritor alemán Günter Grass (Gdansk, 1927), quien ha admitido en una entrevista el haber pertenecido durante unos meses a los 17 años a las Waffen-SS de Hitler. Grass modifica la versión oficial de su actividad durante la Segunda Guerra Mundial: de auxiliar de artillería en el ejército alemán a pertenecer al cuerpo de combate, eso sí, sin haber disparado un tiro. Grass, que ha calificado este episodio de juventud de «mancha», se ha sorprendido por el revuelo que han levantado sus declaraciones, sobre todo porque cree que una vida debe juzgarse por toda una trayectoria. Pero algunos de sus compatriotas no comparten su punto de vista. Ya se han oído voces que reclaman que se le retiren títulos como el de hijo predilecto de su ciudad natal e incluso que le despojen del Premio Nobel de Literatura, que le fue concedido en 1999. Las encuestas también se han apresurado a medir los ánimos: el 87% de los alemanes consideran que el escritor no debería renunciar al galardón, mientras que el 8% opinan lo contrario y un 5% no se pronuncian. No le retirarán el Nobel De todas formas, los que respaldan a Grass no deberían tener motivos para preocuparse, ya que la Fundación Nobel ha anunciado que no tiene intención de retirarle el premio. Según el director de la entidad, Michael Sohlman, «la concesión del premio es definitiva». La Academia Sueca de las Letras, en cambio, ha evitado pronunciarse. Grass concedió la polémica entrevista al Frankfurter Allgemeneine Zeitung con motivo de la próxima aparición de su autobiografía. El Consejo Judío cree que tanto revuelo no es más que una maniobra publicitaria, una idea compartida por el caricaturista de un periódico, que ha dibujado a Grass en una nueva ficticia revelación: «Fui de la Stasi».