La autobiografía del escritor ha adelantado su lanzamiento y casi ha agotado su tirada en Alemania, que vive con pasión las confesiones de juventud del Premio Nobel
17 ago 2006 . Actualizado a las 07:00 h.?l escritor Günter Grass ha puesto patas arriba su país al declarar que con 17 años perteneció a las Waffen-SS. El anuncio ha adelantado la publicación de su autografía, Pelando la cebolla , que está a punto de agotarse. Grass, que ha recibido el apoyo de autores como Rushdie, habla de la polémica desde su casa de vacaciones en la isla danesa de Mon. -¿Por qué ha tardado tanto tiempo en procesar su juventud en un libro de memorias? -Me he resistido durante mucho tiempo a escribir autobiográficamente, por un lado porque para mí había cosas más urgentes y por otro porque desconfiaba y desconfío todavía de la escritura autobiográfica. Sólo me cabe esperar que esta desconfianza se perciba en mi libro. -¿Es una autobiografía común y corriente? -No es una autobiografía en el sentido de que los hechos aparezcan ordenados en base a los hechos y las fechas en base a las fechas. Es el intento de redescubrir a un joven que me resulta ajeno y preguntarle cómo se ha comportado en determinadas situaciones. ¿Por qué, pese a que por naturaleza es testarudo y curioso, no se decidió por ejemplo cuando era un escolar a hacer preguntas relativas al régimen nacionalsocialista y los crímenes que se ocultaban detrás, ocultos para mí? El libro comienza el 1 de septiembre de 1939. Tengo unos 12 años, la guerra comienza y mi tío, que se encontraba entre los defensores de los Correos Polacos en Danzig, es fusilado por la ley marcial. Nosotros habíamos jugado con los hijos de este hombre, el primo favorito de mi madre. De repente ya no estaba. La familia no vino nunca más y yo no hice ninguna pregunta. -En los últimos días ha habido titulares y fuertes controversias porque usted hasta ahora no había hecho pública su pertenencia a las Waffen-SS. ¿Por qué tan tarde? -Si miro hacia atrás, siempre lo he contemplado como una mancha que me oprime y sobre la que no podría hablar. Eso tenía que escribirlo. Y esto no es ni una disculpa ni una explicación, pero yo no me presenté voluntario a las Waffen-SS. Me presenté voluntario con 15 años a las unidades de submarinos o como alternativa a los tanques, lo que era igualmente una locura. -¿Qué sintió cuando fue llamado a filas por las Waffen-SS? -Para mí constituyó posteriormente un shock. Cuando era joven, las Waffen-SS eran para mí una unidad de élite. En mi estrechez de miras de aquel entonces se diferenciaban de la Wehrmacht en que la nobleza no tenía la palabra. Eran unidades que eran desplegadas en lugares difíciles y que registraban las mayores pérdidas. -Usted escapó varias veces por poco a la muerte. ¿Se sintió obligado a escribir el libro en recuerdo a las víctimas? -Al respecto tengo dos pensamientos. Uno es que desde entonces vivo por casualidad. Sólo recuerdo los terribles impactos de un «órgano de Stalin», sobre una parcela de bosque que fue reducida a cenizas. Muchos de mi edad, camaradas con los que acababa de hablar, tres o cuatro minutos después ya no existían. Otro pensamiento es que yo no hubiera sobrevivido sin aquel cabo primero que me ayudó casi paternalmente, Después de la guerra mi conciencia estaba marcada por el cinismo. Los adultos que me querían dar indicaciones no valían nada para mí, sólo aquellos del tipo sargento. Era la única autoridad que reconocía todavía.